
Autoridades locales en toda China comenzaron una lenta marcha atrás de las restricciones vigentes durante los últimos años, impulsadas por recientes órdenes del Gobierno del presidente Xi Jinping de adoptar nuevas formas de combatir el coronavirus frente a las masivas protestas en las principales ciudades del país en las últimas semanas. En la capital Beijing, donde muchos negocios están plenamente abiertos, ya no se exige una prueba negativa del virus tomada en las últimas 48 horas para abordar el transporte público, al igual que en otras por lo menos 16 ciudades.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) saludó el relajamiento de la política china de cero Covid, luego de que cientos de personas salieron a las calles en varias ciudades para pedir mayores libertades políticas y el fin del confinamiento. Pero mientras algunas reglas han sido suavizadas, el aparato de seguridad chino rápidamente ha impedido más protestas, con más censura en Internet y más vigilancia de la población.