Desde fines de 2024, una nueva costumbre de consumo empezó a tomar forma en miles de hogares argentinos: importar productos directamente desde el exterior, con entrega en la puerta de casa. Lo que durante años fue una alternativa reservada a pocos compradores frecuentes de tecnología o moda, se transformó en un canal masivo de compras personales, impulsado por un combo de medidas oficiales, tipo de cambio favorable, menores impuestos y un cambio de hábitos profundizado por la digitalización.

 Las plataformas globales promovieron ofertas con envíos gratuitos o a bajo costo. Las trabas burocráticas se redujeron. Las redes sociales amplificaron experiencias de usuarios que mostraban cómo acceder a productos de mejor calidad o precio. En paralelo, las empresas de courier multiplicaron su capacidad operativa y el Gobierno ajustó las normas para facilitar las operaciones.

 Detrás de esta tendencia, los números confirmaron el fenómeno. De acuerdo con datos de la Secretaría de Comercio, durante los primeros cuatro meses de 2025, las importaciones particulares a través de servicios de courier sumaron USD 59,8 millones, repartidas en 402.646 envíos realizados por 64 empresas. Esta cifra reflejó una tendencia en alza que se manifestó con fuerza desde diciembre de 2024. En ese mes, los envíos alcanzaron los USD 10,3 millones, mientras que en enero de 2025 crecieron a USD 15,8 millones, lo que evidenció una aceleración significativa.

 En abril, el número de envíos llegó a 141.742, lo que marcó un récord mensual, informó el Gobierno. Este crecimiento se sostuvo sobre una estructura normativa que el Gobierno modificó a fines de 2024. La resolución general 5608/2024 y el decreto 1065/2024 introdujeron cambios clave. El primero aumentó el tope del valor FOB para importaciones vía courier de 1.000 a 3.000 dólares y el segundo eximió de aranceles a envíos de hasta 400 dólares, con un límite de cinco operaciones por persona por año.

Qué compran los argentinos en el exterior

Los principales sectores involucrados en esta operatoria fueron electrónica (USD 21,77 millones), bienes de capital (USD 26,49 millones) y bienes de consumo (USD 24,96 millones). Dentro de estos rubros, destacaron las computadoras (USD 7,67 millones), prendas de vestir (USD 3,7 millones) y juguetes (USD 1,94 millones). También aparecieron otras categorías relevantes como equipos eléctricos, calzado y maquinaria, lo que mostró una diversificación creciente en la demanda.