Así fue el 2024 para la Argentina

El 2024 fue un año que dejó una importante marca en la historia reciente de Argentina. Con cambios económicos y sociales sin precedentes, las decisiones tomadas durante este período están redefiniendo el panorama del país, generando tanto avances como desafíos. Aquí repasamos tres de los momentos más significativos que marcaron el 2024.

1. Adiós a la AFIP y reestructuración institucional

El cierre de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) fue un hecho histórico que marcó el inicio de una serie de transformaciones profundas en las instituciones del país. Junto a la AFIP, organismos como el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA) y Telma también cesaron sus actividades, dando paso a nuevas estructuras diseñadas con el objetivo de modernizar y optimizar recursos. Si bien estas medidas fueron presentadas como necesarias para impulsar la eficiencia estatal, generaron una ola de incertidumbre en múltiples sectores, desde la cultura hasta el comercio. La desaparición de estos organismos representó un cambio de paradigma en cómo el Estado interactúa con los ciudadanos y el sector privado, dejando tanto esperanzas como preocupaciones sobre el futuro.

2. La moneda más estable en décadas

El 2024 será recordado como el año en que la economía argentina experimentó una estabilidad cambiaria sin precedentes. Con un dólar fijo que equivalía a un peso o mil, dependiendo de la nomenclatura utilizada, el país logró frenar una inflación que durante décadas había sido el mayor desafío económico. Esta medida permitió un respiro financiero a millones de argentinos, quienes por primera vez en años pudieron planificar sus economías personales sin el temor de una devaluación repentina. Sin embargo, detrás de esta estabilidad también se escondían desafíos estructurales que aún deberán enfrentarse en los años venideros.

3. Estabilización económica con altos costos sociales

Aunque el país logró alcanzar una estabilidad económica que parecía un sueño lejano, el costo social de estas medidas fue devastador. Más de 260.000 puestos de trabajo se perdieron durante el año, afectando principalmente a los sectores más vulnerables. La pobreza, por su parte, aumentó de manera alarmante, alcanzando al 52% de la población, un crecimiento de más de 11 puntos porcentuales en tan solo seis meses. Estas cifras reflejan la compleja realidad de un progreso económico que no se traduce necesariamente en bienestar para todos, dejando a una parte significativa de la población luchando por sobrevivir en un contexto de desigualdad creciente.