La investigación que desbarató a una organización criminal dedicada a la distribución de pornografía infantil, se originó tras una denuncia realizada por el Centro Nacional de Niños Desaparecidos y Explotados Estadounidense (Ncmec), que señalaba la existencia de 18 conexiones originadas en Argentina, las cuales había enviado gran cantidad de imágenes explícitas de menores de edad. 

La División Delitos Cibernéticos Contra la Niñez y Adolescencia realizó una serie de pesquisas a fin de lograr identificar a los responsables del delito que operaban en el Partido de La Matanza.  Allí encontraron más de 300 imágenes de chicos 13 años, en su mayoría varones, siendo víctimas de abusos sexuales  cometidos tanto por hombres como por mujeres mayores.