El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona sumó otro capítulo inesperado. Esta vez, por la aparición de fotos íntimas de Julieta Makintach, la jueza que integra el tribunal del caso, cuya exposición pública ya había sido cuestionada en las últimas semanas.

La magistrada, que hasta hace poco mantenía un perfil bajo, quedó en el centro de la escena luego de que se sospechara que habría participado de una grabación documental con tintes de reality en plena audiencia judicial. Ahora, la filtración de imágenes privadas reaviva la controversia.

Las fotos de Julieta Makintach

En redes sociales, Makintach solía mostrarse con trajes de baño, en playas y situaciones personales, algo que generó revuelo en parte del ámbito judicial. El escándalo escaló cuando se supo que su hermano, Juan Makintach (h), es socio de Pegsa, la productora señalada como posible impulsora del documental.

A pesar de las críticas, la jueza tiene un currículum sólido: es magíster en Derecho Penal, docente en la Universidad Austral, y lleva más de 25 años en la Justicia, ocho de ellos como titular en el Tribunal Oral en lo Criminal N.º 2 de San Isidro.

Hace apenas dos meses, celebraba en LinkedIn su trayectoria: "Amo mi trabajo. Poder decir el derecho en la búsqueda de la verdad es un privilegio que me llena de orgullo", escribió.

Pero todo cambió cuando se viralizó un video donde se la veía hablando de su familia en tono informal. A eso se sumaron las filtraciones actuales, que incluyen fotografías de carácter personal y sensual, sin relación alguna con su función.

El abogado Fernando Burlando, representante de una de las partes, fue categórico: "Esto es un papelón mundial. No se puede hacer show con una causa tan delicada".

Mientras tanto, desde el Poder Judicial de San Isidro evalúan si la conducta de Makintach compromete la validez del proceso. Las querellas temen que el juicio pueda ser anulado por "falta de imparcialidad" o "exposición indebida".

Con la opinión pública dividida, el escándalo no solo afecta la imagen de la jueza, sino que pone en jaque uno de los juicios más sensibles de los últimos años en la Argentina.