¿Cuánto cuesta mantener el régimen especial de Tierra de Fuego?
La decisión del Gobierno de eliminar los aranceles a la importación de celulares volvió a poner en debate la continuidad de los beneficios que hoy tienen las empresas que producen electrónicos en la isla.
La decisión del Gobierno de eliminar los aranceles a la importación de celulares -en dos etapas- volvió a instalar el debate acerca de la conveniencia de sostener el régimen de beneficios impositivos que tiene, desde hace más de 50 años, Tierra del Fuego. Es que tiene un costo fiscal anual sumamente elevado, bajo incidencia en la creación de valor agregado y empleo y un impacto en los precios de los productos electrónicos y celulares, que en momentos de alta protección a las importaciones no fue positivo para los consumidores.
En las últimas horas, importantes integrantes del gabinete de Javier Milei se mostraron contrarios al esquema de la isla patagónica. "Lo que hacen es armar productos que vienen desarmados del exterior", dijo esta mañana el jefe de gabinete, Guillermo Francos. "El menor costo de la electrónica para 47 millones de argentinos implica un dinero ‘extra' en el bolsillo que gastarán en otras cosas", expresó Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación y Transformación del Estado.
El costo oculto
"El régimen fueguino es un régimen mal diseñado que cada vez es más costoso porque en vez de generar actividad sustentable, cada vez le cuesta más competir con la actividad electrónica mundial y se han tenido que ir sumando actividades al esquema en los últimos años. El último fueron los celulares en 2009, afirmó en diálogo con Infobae el investigador del Conicet y coautor del informe realizado por la Fundación Fundar acerca del régimen, Juan Carlos Hallak.
Según repasó el analista, mantener los beneficios del subrégimen de Tierra del Fuego le cuesta al Estado USD 1.070 millones anuales que podría utilizarse para apoyar actividades más sustentables y eficientes, consideró Hallak. La isla tiene un régimen general que otorga exenciones impositivas a los habitantes fueguinos -se impulsó para fomentar que el sur comience a poblarse- y a la vez un subrégimen para las empresas, especialmente de electrónica, que es el que genera el mayor costo. Al tener poca población, las exenciones impositivas generales no tienen tanta incidencia.
Según Fallak, "lo que cuesta plata es el subrégimen industrial, que regula que las empresas puedan importar insumos para la producción, que en electrónica son los kits, y que luego vendan el producto terminado en el continente".