Así fue El Juego del Calamar en la vida real: caso de 1986
Tras el estreno de la segunda temporada de Squid Game, un repaso por lo que fue una experiencia cercana a lo vivido en la serie de Netflix.
En 1986, Corea del Sur fue escenario de un espeluznante caso que guarda extrañas similitudes con el fenómeno global El Juego del Calamar. Aquel episodio criminal real involucró un macabro juego de supervivencia con altas apuestas y consecuencias fatales.
El responsable de este juego mortal fue un hombre llamado Kim Ki-hwan, quien prometió una significativa recompensa económica a los participantes. Sin embargo, la vida de los concursantes estaba en juego.
Al igual que en la serie, las pruebas que debían superar implicaban riesgos extremos, y las decisiones desesperadas de los jugadores los llevaban a participar en situaciones que ponían en peligro su vida.
La tragedia que se desató cuando varios de los jugadores no sobrevivieron sacudió al país. El juego fue diseñado para aquellos más vulnerables, marginados y endeudados, lo que guarda un paralelismo con los concursantes de El Juego del Calamar.
Squid Game en la vida real
Las pruebas impuestas a los participantes no solo eran físicas, sino también psicológicas, y solo el último sobreviviente podría obtener la recompensa prometida. Este aterrador suceso generó un escándalo nacional y dejó una marca indeleble en la sociedad surcoreana.
Aunque el creador de la serie, Hwang Dohyuk, nunca ha confirmado que este caso haya sido una fuente directa de inspiración, las similitudes son innegables.
La representación de la desesperación, la codicia y las desigualdades sociales que se muestran en la serie reflejan de manera inquietante la realidad de la época en Corea del Sur. Durante los años 80, los sectores más vulnerables de la sociedad fueron los que más sufrieron las consecuencias de la crisis económica.
El caso de 1986 sigue siendo un recordatorio de cómo la ambición desmedida puede llevar a las personas a poner en riesgo sus vidas. El Juego del Calamar, con su crítica social implícita, no solo ofrece entretenimiento, sino que también pone de manifiesto la forma en que la sociedad valora el dinero por encima de la vida humana.
Con el reciente estreno de su segunda temporada, la serie vuelve a generar conversaciones y, en este contexto, es inevitable pensar que, a veces, la realidad puede superar a la ficción en cuanto a lo aterrador.