Crimen de Nora Dalmasso: el detalle clave en el que se contradijo Roberto Bárzola
Una contradicción ocurrida hace seis meses volvió a cobrar fuerza tras la repercusión del documental sobre el crimen que conmocionó a Río Cuarto. El ADN, las dudas y una declaración que no cierra.
A solo una semana del estreno en Netflix de Las mil muertes de Nora Dalmasso, el caso que sacudió a Córdoba en 2006 volvió a instalarse con fuerza en la agenda pública. Pero más allá del revuelo mediático, un elemento judicial reactivó el expediente: una contradicción clave del nuevo acusado, Roberto Bárzola, que ya había sido señalada por el fiscal Julio Rivero hace seis meses.
En abril de este año, durante el juicio oral que terminó con la absolución de Marcelo Macarrón, viudo de la víctima, Bárzola declaró como testigo. Sin embargo, lo que dijo en la audiencia difería de lo que había relatado en 2006. Ese desfase, en apariencia menor, ahora se vuelve central: su ADN apareció en el cinturón con el que se asfixió a Dalmasso y en vello púbico encontrado en la escena.
En su primera declaración, Bárzola afirmó que aquel sábado 25 de noviembre fue a la casa del country, tocó el timbre y, como nadie respondió, ingresó unos minutos a esperar. Años más tarde, ante el tribunal, dijo todo lo contrario: "No toqué timbre, no entré, me fui".
Las mil muertes de Nora Dalmasso por Netflix
El fiscal lo interrogó duramente: "¿Está seguro de no haber hecho más que esperar cruzado de brazos?". Bárzola insistió en que no recordaba bien, alegando que en ese momento no entendía la gravedad del hecho. Pero su cambio de versión ya estaba registrado.
Esa inconsistencia en el relato, sumada a la evidencia genética, es lo que empujó a la Justicia de Río Cuarto a colocarlo en el centro de la escena. Además, involucró a un exempleado, Walter González, que nunca declaró haber estado en el lugar ese día.
El documental, que expone las irregularidades del proceso judicial, ayudó a que este dato no pase desapercibido. Aunque no introduce nueva prueba, visibiliza un punto débil en el testimonio de Bárzola, hoy imputado formalmente por el crimen.
A 18 años del asesinato, el caso Dalmasso sigue abierto. Y con cada declaración bajo sospecha, se abre una nueva grieta en la búsqueda de verdad.