Este es el orden cronológico correcto para ver El Conjuro
El universo de El Conjuro está lleno de demonios, muñecas malditas y monjas siniestras, pero también de una cronología que los une a todos.
La franquicia de terror más taquillera del siglo XXI llegó a su fin con El Conjuro 4: Últimos ritos, y muchos fans decidieron volver a ver la saga desde el inicio. Pero con tantos spin-offs, precuelas y secuelas interconectadas, surge la duda inevitable: ¿en qué orden deben verse las películas para entender la historia completa de los Warren y de las entidades que los persiguen?
¿Cuál es la línea temporal oficial de la saga?
Aunque la primera cinta estrenada fue El Conjuro en 2013, el verdadero inicio ocurre décadas antes. El recorrido arranca con La Monja (1952), sigue con Annabelle: La creación (1955) y después con La Monja 2 (1956). Más adelante aparece Annabelle (1967), que conecta directamente con la familia Warren, y luego El Conjuro (1971), la película que presentó a Patrick Wilson y Vera Farmiga como los célebres demonólogos.
A partir de ahí, los eventos se expanden con Annabelle 3: Viene a casa (1972), El Conjuro 2 (1977) y El Conjuro 3: El diablo me obligó a hacerlo (1981). Finalmente, la línea se cierra con El Conjuro 4: Últimos ritos (1986), que muestra a Ed y Lorraine en su último gran caso antes de retirarse. Este recorrido revela cómo cada amenaza demoníaca está conectada y cómo Valak se convierte en la sombra recurrente de la saga.
¿Y qué pasa con las películas "extras"?
Aunque no forman parte del canon oficial, cintas como La Maldición de La Llorona (2019) y Lobos al acecho (2016) incluyen personajes que aparecen en la saga principal. Por eso, algunos fans deciden sumarlas a su maratón para completar la experiencia. Sin embargo, el orden cronológico "puro" se limita a las nueve películas que giran en torno a Annabelle, Valak y los Warren.
Así, el orden cronológico de la saga es: La Monja, Annabelle 2, La Monja 2, Annabelle, El Conjuro, Annabelle 3, El Conjuro 2, El Conjuro 3 y El Conjuro 4. Un recorrido que no solo marcó un antes y un después en el cine de terror contemporáneo, sino que también consolidó a James Wan y sus sucesores como los arquitectos de uno de los universos más escalofriantes de la pantalla grande.