¿Existió el fotógrafo Olegario Salas de la serie Menem?
Un personaje enigmático interpretado por Juan Minujín que despertó la curiosidad de todos tras el estreno de la serie Menem.
Una gran serie nacional genera conversaciones y debates: Menem, la producción de Amazon Prime Video que reconstruye los años noventa desde los pasillos del poder. Entre sus personajes más comentados está Olegario Salas, el fotógrafo interpretado por Juan Minujín, cuya historia despierta una pregunta recurrente: ¿existió realmente?
¿Olegario Salas fue una persona real?
La respuesta es no. Olegario Salas es un personaje ficticio creado especialmente para la serie. Aunque su nombre no forma parte de los registros históricos, está inspirado en una figura real que sí tuvo un rol clave en la política argentina: Víctor Hugo Bugge, el fotógrafo oficial de la Casa Rosada durante casi 50 años. En la ficción, Salas se mueve entre los pasillos del poder con una cámara al hombro y un pasado cargado de secretos, funcionando como testigo silencioso de la historia.
¿Quién fue el verdadero fotógrafo que lo inspiró?
Víctor Bugge ingresó al equipo presidencial en 1978 y trabajó con todos los presidentes desde Videla hasta Alberto Fernández. Capturó momentos icónicos como la salida en helicóptero de De la Rúa o la caminata entre Menem y Alfonsín. A diferencia del personaje de Minujín, Bugge siempre mantuvo un perfil bajo, centrado en su trabajo, con una mirada sobria y profesional. Sin embargo, su legado como cronista visual de la política argentina es indiscutible.
En Menem, el personaje de Salas se utiliza como un recurso narrativo para contar los entretelones del poder desde una mirada cercana pero externa. Su historia personal -con una familia atravesada por las tensiones del entorno presidencial- funciona como contrapeso emocional al retrato político del expresidente. Es, en definitiva, una forma de humanizar la historia y ampliar el universo de la serie.
Aunque Bugge nunca fue parte activa de escándalos o conflictos, la serie ficcionaliza esa figura para sumarle drama e intriga. En pantalla, Salas se convierte en algo más que un fotógrafo: es una especie de narrador encubierto que observa, escucha y documenta, mientras lidia con sus propias contradicciones.
El verdadero Bugge, por su parte, dejó una huella única. No solo fue testigo de momentos trascendentales, sino que también luchó en silencio contra el síndrome de Tourette y atravesó momentos difíciles en lo personal. Su carrera terminó en 2024, después de casi cinco décadas retratando el poder con una cámara y una enorme discreción.
Menem rescata esa esencia, aunque potenciada por la ficción. Olegario Salas puede no haber existido, pero representa a todos esos ojos que, sin ser vistos, registran la historia desde adentro.