El Gobierno inicia su plan de negociación con la oposición: entre los votos, el veto y el equilibrio fiscal
El oficialismo busca revertir lo sucedido días atrás en el Senado, donde se aprobaron proyectos que atentan contra uno de los pilares de la gestión.
Javier Milei atraviesa días de pulseada política con varios frentes abiertos. Tras el revés legislativo en el Senado, el oficialismo se juega el destino de su plan fiscal en la Cámara de Diputados, donde intenta sostener los vetos presidenciales a las leyes votadas por la oposición. La estrategia es evitar una derrota que ponga en jaque el mantra del equilibrio fiscal, clave para la narrativa libertaria.
En paralelo, la Casa Rosada tensa -y a la vez tantea- la relación con los gobernadores. Hay mensajes cruzados: mientras Milei los acusa de querer destruir su Gobierno, su gabinete arma canales de diálogo informales. Guillermo Francos, Lisandro Catalán y los Menem se reparten el teléfono rojo con las provincias. En ese mapa, algunos aliados estratégicos como Jaldo u Orrego asoman como claves para inclinar la balanza.
En Diputados se juega el ajuste
La cuenta fina está en marcha. Ya no se habla de juntar 87 votos, sino de llegar a 75 o incluso menos, si se logran negociar abstenciones o ausencias. El oficialismo apuesta a que el bloque amarillo no cierre filas, y que los guiños de Macri sigan ordenando al PRO. María Eugenia Vidal ya dejó claro que apoyará uno de los vetos pero no todos, lo que alimenta el juego de las diferencias internas.
En medio de ese tablero, el Gobierno también administra silencios. No hay convocatorias formales a los mandatarios provinciales, pero sí versiones sobre posibles encuentros en terreno neutral, como la inauguración de la Exposición Rural. Allí, con 16 provincias como sponsor y todos los gobernadores invitados, podría haber espacio para un contacto informal que oxigene las negociaciones.
El plan es claro: sostener el ajuste sin dinamitar la gobernabilidad. Pero el margen es estrecho. La tensión con las provincias por la coparticipación del impuesto a los combustibles y los Aportes del Tesoro Nacional sigue viva. Y el tiempo corre. En Diputados se jugará mucho más que una votación: será el test político de un Gobierno que, aunque proclame que no negocia, negocia.