¿Quién era la bruja de Menem? Mitos y verdades de una figura oculta del poder
La serie "Menem" abre la puerta a los aspectos más insólitos del expresidente: como su vínculo con el esoterismo.
La serie Menem de Amazon Prime Video se convirtió en un fenómeno instantáneo y no solo revive los momentos clave del expresidente, también abre la puerta a sus aspectos más insólitos: como su vínculo con el esoterismo.
Entre discursos políticos y escándalos públicos, la serie Menem se anima a explorar un costado menos conocido del expresidente argentino: su cercanía con el mundo místico. En sus primeros episodios, una mujer enigmática aparece susurrándole al oído, encendiendo la intriga de los espectadores. Lejos de ser solo un recurso narrativo, esta figura está basada en una persona real: Azucena Agüero Blanch, una artista y vidente mendocina que se definía como "maga blanca".
¿Quién fue Azucena Agüero Blanch?
Azucena era mucho más que una figura pintoresca. Se presentaba como una "vidente natural" y afirmaba haber acompañado a Menem desde sus días como gobernador de La Rioja. Según contó en múltiples entrevistas, se conocieron en una muestra de arte, y tras descubrir su costado místico, el político quedó tan fascinado que no volvió a tomar decisiones sin consultarla. Ella misma le envió un cuadro con una predicción: "Usted va a ser el próximo presidente de Argentina". Desde entonces, se convirtió en una de sus asesoras espirituales.
No era raro, según ella, que la llamara para preguntarle a quién debía nombrar en el gabinete o cómo debía actuar en ciertas situaciones. "No siempre necesitaba que me preguntara. Yo simplemente le decía lo que sentía", declaró alguna vez. Su estudio, ubicado en Mendoza, se volvió célebre entre los políticos del país. "El que no pasa por San Lorenzo, no es gobernador", repetía.
¿Fue la única figura esotérica en su entorno?
No. Azucena no fue la única con influencia mística alrededor de Menem. Durante su presidencia también se mencionaron nombres como Hilda Evelia Romanelli, astróloga consultada por miembros del gobierno. En su entorno convivían personas ligadas a la astrología, la numerología, el tarot e incluso rituales energéticos. Esta convivencia entre política y esoterismo no era algo exclusivo del menemismo, pero sí encontró en él un terreno fértil para crecer.
La relación entre el poder y lo oculto ha sido una constante en la historia argentina: desde el "Brujo" José López Rega en los ‘70, hasta las limpiezas energéticas que se le atribuyen a asesores de presidentes más recientes. El caso de Menem, sin embargo, fue particular: lejos de esconderlo, el expresidente alimentaba el aura de misterio e incluso bromeaba sobre sus vínculos con "magas" y "videntes" en los medios.
Azucena, por su parte, se mantuvo fiel a su personaje. Utilizaba aceite de cocodrilo -según decía, para transmutar la energía negativa- y sostenía que el arte, la magia y la política no eran mundos separados. Aseguraba haber colaborado también en casos policiales y recibido consultas de empresarios, artistas y gobernadores.
En la serie, su figura sirve como un guiño a ese costado enigmático de Menem: el del líder carismático, supersticioso y rodeado de personajes extravagantes que marcaron una época. El retrato de estas "brujas del poder" ayuda a entender no solo una época política, sino una forma de concebir el liderazgo: con poder terrenal, pero también con amuletos, cartas y profecías.