¿Quién muere en "Mi año en Oxford" de Netflix? ¿Muere Jamie?
La película de Netflix sorprendió a sus espectadores con sus giros en la trama.
A primera vista, Mi año en Oxford parece una típica comedia romántica de ambiente universitario de Netflix. Pero a medida que avanza la historia, el tono cambia por completo y da paso a una trama cargada de emociones profundas, marcada por el dolor, el duelo y la fragilidad de la vida. Y en el centro de ese giro está Jamie, uno de los personajes más entrañables del film.
¿Quién muere en "Mi año en Oxford" de Netflix?
La película, uno de los títulos más vistos de Netflix en las últimas semanas, construye cuidadosamente su revelación. Durante gran parte del relato, el conflicto parece girar en torno a Cecilia, que aparenta ser una rival amorosa para Anna, la protagonista que rápidamente se convierte en el interés romántico de Jamie.
Pero la historia sorprende al aclarar que Cecilia no fue novia de Jamie, sino de su hermano Eddie, fallecido antes de los eventos narrados. La presencia de Cecilia, entonces, responde más al dolor compartido que a los celos.
El verdadero secreto, sin embargo, es el que Jamie esconde con recelo: su enfermedad. Al igual que su hermano, ha sido diagnosticado con cáncer, lo que genera un giro total de la trama de Mi año en Oxford.
A diferencia de lo que cabría esperar, Jamie opta por no someterse a un tratamiento y tampoco quiere involucrar emocionalmente a Anna con su condición. La decisión de Jamie parte de una lógica desgarradora: no repetir el sufrimiento que ya vivió su familia con Eddie, ni cargar a Anna con la responsabilidad de elegir entre sus sueños y su amor por él.
Sin embargo, ella termina enterándose y, lejos de tomar distancia, decide quedarse a su lado. Renuncia incluso a una carrera prometedora en Estados Unidos para acompañarlo en sus últimos meses, lo que añade aún más peso emocional al desenlace.
¿Muere Jamie?
Finalmente, Jamie muere. Pero Mi año en Oxford no termina con un quiebre, sino con una reconstrucción. Anna realiza sola el viaje por Europa que ambos soñaban y, luego, regresa a Oxford como profesora.
La última escena, en la que hornea una tarta Victoria Sponge, es un homenaje silencioso a los pequeños momentos que compartieron. Así, Mi año en Oxford se despide con un sabor agridulce.