¿Silvio Ayala es Alberto Kohan en la serie "Menem"?
La serie Menem sorprendió con Marco Antonio Caponi interpretando a un personaje clave.
El éxito de la serie Menem, producida por Amazon Prime Video, no solo se mide por su impacto en el streaming, sino también por el debate que encendió sobre los personajes que retrata. Uno de los más enigmáticos es Silvio Ayala, interpretado por Marco Antonio Caponi, un asesor silencioso, omnipresente y de enorme influencia en el entorno del expresidente. Muchos espectadores -y algunos medios- se preguntan si en realidad está inspirado en una figura real: Alberto Kohan.
¿Silvio Ayala es Alberto Kohan en la serie "Menem"?
La serie aclara, aunque de manera solapada, que se trata de un personaje ficticio. Sin embargo, la producción nunca confirma explícitamente que Ayala sea Kohan.
De hecho, su nombre -Silvio, no Gerónimo, como erróneamente difundieron algunos medios- ya marca una distancia respecto a cualquier personaje histórico. En entrevistas previas, los creadores de la serie explicaron que varios personajes fueron construidos a partir de una combinación de figuras reales y elementos de ficción, lo que permite mayor libertad narrativa sin caer en la biopic convencional.
Alberto Kohan fue secretario general de la Presidencia y uno de los hombres más cercanos a Carlos Menem durante toda su carrera política. Conocido por su bajo perfil y su habilidad para moverse entre bambalinas, construyó una imagen pública muy similar a la que muestra Ayala en la serie. Ambos comparten esa figura del operador discreto, que no habla en público pero que siempre está donde se toman las decisiones.
Marco Antonio Caponi es quien le da vida a un Ayala enigmático y eficaz, que gestiona reuniones, anticipa escándalos y susurra estrategias al oído del presidente. Si bien no es una copia directa de Kohan, resulta evidente que comparte varios de sus rasgos centrales.
Silvio Ayala también se diferencia de otros asesores en Menem, como Olegario Salas (Juan Minujín) o Silverman (Guillermo Arengo), que representan intereses más específicos dentro del poder. Ayala, en cambio, encarna el poder mismo: ese que no necesita cámara ni firma, pero que organiza, manipula y define. Su parecido con Kohan es tan evidente como impreciso, lo cual alimenta el mito sin necesidad de confirmarlo.