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1- “Marchita” y prescindencia

El sorpresivo triunfo de Massa cambió los planes en el Panal. El espacio del peronismo cordobés se vio obligado a ajustar su discurso de cara al balotaje. Ahora, con el tablero así dispuesto y con el ministro candidato mejor perfilado para llegar al sillón de Rivadavia, Juan Schiaretti se declaró prescindente sobre las opciones de Massa y Milei. Lúcida respuesta ante semejante coyuntura que se le presenta a la sociedad. Muchos de sus votantes, parecen haber interpretado el mensaje. El canto de la marcha peronista en el búnker fue seguramente un anticipo de lo que pasará el 19 de noviembre.

2- Rotos por el dilema

La ruptura de Juntos por el Cambio es total y atraviesa a todos los partidos que componen la coalición. El apoyo de Macri y Bullrich a Milei expuso las contradicciones internas en todos los espacios. En Córdoba la división fue más clara, quedando por un lado el Pro junto con los libertarios, y la UCR y el juecismo con la opción por la prescindencia. Esto se suma al fracaso electoral plasmado en las elecciones del domingo, con una tercera ubicación en la que alguna vez fue la tierra prometida de Cambiemos. Ahora será el tiempo del éxodo, el pase de facturas y el pago de los platos rotos.

3- Retiro de traspaso

El viaje a medio oriente tiene un doble objetivo para el corazón del peronismo cordobés. La excusa oficial es la firma de un convenio en Arabia para un préstamo del fondo saudí por 100 millones de dólares, que serán utilizados para la concreción de 2 bloques del acueducto interprovincial con Santa Fe. Sin embargo, el viaje también servirá como un “retiro espiritual” entre Juan Schiaretti y Martín Llaryora. El gobernador saliente y el mandatario entrante ajustarán los detalles del traspaso de mando y el futuro gabinete. El alcance del cambio generacional del equipo cordobesista se define en cancha neutral.