No te pierdas el 123 de Rolo Pedrotti

1- Paritaria infernal El desenlace estaba más cantado que “Despacito”. El rechazo de los docentes a la propuesta de aumento del gobierno se veía venir. Es que la negociación siempre estuvo mal parida, con un arranque en off side de […]

1- Paritaria infernal

El desenlace estaba más cantado que “Despacito”. El rechazo de los docentes a la propuesta de aumento del gobierno se veía venir. Es que la negociación siempre estuvo mal parida, con un arranque en off side de la nueva gestión de Martín Llaryora, al desconocer lo firmado por Schiaretti. La baja del Fonid por parte de Nación fue una mancha más para ese tigre cansado y mal pago. La promesa del gobernador de una mejora en la segunda mitad del año no alcanzó. La semana que viene, con las clases recién comenzadas, Uepc continuará con los paros, en busca de levantar salarios de pobreza. El Panal deberá recalcular gastos en medio de una crisis sin igual.

2- PRO en desintegración

La reconfiguración del espectro político tras las elecciones nacionales es total. El nuevo orden trajo cambios en las coaliciones y hacia adentro de los partidos. El quiebre principal se dio en Juntos por el Cambio. Con la UCR viviendo un redireccionamiento permanente en sus objetivos, el PRO cordobés parece haber entrado en el camino de la desintegración. El conflicto entre las provincias y Milei aceleró la división de bandos y hasta la presidencia partidaria en la provincia está más que cuestionada. Mientras muchos optaron por el pase a otras fuerzas, Macristas vs Bullrichistas es hoy la disputa central de los que quedaron en el partido, que va camino al desguace.

3- Espera agazapado

La rebelión de los gobernadores patagónicos contra el ejecutivo nacional trajo un poco de aire para Martín Llaryora. El gobernador salió por unos días de la mira de Milei, enroscado en otra de sus habituales peleas cotidianas. Sin embargo, el presidente volverá en cualquier momento a la carga contra los “degenerados fiscales”, apuntando especialmente en los gastos que no ajustan. Llaryora planifica en este corto tiempo su estrategia ante un ejecutivo que no envía fondos y mantiene un fuego persistente contra la gestión en el Panal. Sabe que si contraataca, la represalia de Nación puede ser aún peor y que el electorado cordobés, ultramileísta, también se lo podría facturar.