Marcos Rojo ya no es jugador de Boca Juniors. Este viernes por la mañana firmó su desvinculación oficial con el club de La Ribera, pese a que su contrato vencía recién en diciembre. No era tenido en cuenta por el cuerpo técnico y por eso quedó libre. A partir de ese momento, Racing aceleró y cerró su llegada como nuevo refuerzo para los octavos de final de la Copa Libertadores.

El defensor de 35 años tendrá un contrato por productividad por un año, condicionado por su historial de lesiones: en su paso por Boca sufrió 11 desgarros y una rotura de ligamentos. La dirigencia de Racing, con Diego Milito a la cabeza, logró avanzar porque tenía un cupo disponible tras la salida de Emiliano Saliadarre a Miramar Misiones de Uruguay. Aunque el mercado de pases está cerrado, este tipo de movimientos permiten fichajes excepcionales.

Un interés que venía de antes

La llegada de Rojo no fue improvisada: Sebastián Saja, director deportivo de la Academia, ya había conversado con el jugador semanas atrás, pero primero era necesario que quedara libre de Boca. Ahora, con la desvinculación consumada, el representante del futbolista viaja hacia Argentina para cerrar todos los detalles del contrato. Está previsto que Rojo pase la revisión médica durante este mismo viernes y se reúna con Milito, su excompañero en la Selección Argentina.

Cuenta regresiva para sumarlo a la Copa

Racing quiere incluirlo en la lista de buena fe de la Copa Libertadores antes de las 18 de hoy, cuando vence el plazo para realizar hasta cinco modificaciones. De todos modos, la Conmebol permite inscribir tres refuerzos de forma provisoria hasta el lunes a las 12. En los octavos de final, el rival será Peñarol el próximo martes. Los otros refuerzos confirmados en la lista son Tomás Conechny, Elías Torres, Duván Vergara, Alan Forneris y Franco Pardo.

Lo pidió Costas, pero hay desafíos

Gustavo Costas fue quien pidió personalmente al experimentado zaguero. Sabe que, aunque llega sin ritmo de competencia, Rojo acumuló por primera vez 12 partidos seguidos con Boca en el primer semestre del año. Sin embargo, el entrenador deberá trabajar también en el aspecto disciplinario y emocional del jugador: "expulsiones en momentos claves", "declaraciones que no eran acordes al presente del equipo", y las ya mencionadas dolencias físicas marcaron su final en el Xeneize.