Marcos Rojo ha decidido no regresar a Buenos Aires con la delegación de Boca Juniors tras su participación en el Mundial de Clubes. En lugar de volver con el equipo, el defensor se quedará en Estados Unidos con su familia y ya se despidió del plantel. Esta decisión se produce luego de su marginación en el torneo, donde no sumó ni un minuto de juego, incluso ante la lesión de Ayrton Costa. La situación ha generado un cortocircuito con el entrenador Miguel Ángel Russo y la dirigencia del club.

El contrato de Rojo con Boca Juniors vence en diciembre de 2025, pero el jugador busca una salida anticipada. El club, por su parte, está dispuesto a negociar su salida, ya que el defensor encabeza la lista de jugadores negociables para el segundo semestre. Sin embargo, la forma en que Rojo ha manejado la situación, sin mediar un diálogo formal, ha generado sorpresa y enojo dentro del club.

 Russo intenta calmar rumores pero tensión persiste 

En la previa del empate con Auckland City, Russo intentó calmar los rumores de una pelea con Rojo y afirmó que "está todo bien" y que fue una postura suya no hacerlo jugar. Sin embargo, trascendió que hubo un entredicho entre ambos que se profundizó con un gesto del jugador que cayó mal: se fue antes del vestuario tras la eliminación. Tanto Rojo como el club coinciden en que la situación no tiene retorno y es probable que el defensor rescinda su contrato próximamente.

La cuestión que podría generar un conflicto es la forma en que Rojo ha tomado esta decisión. El jugador no quiere regresar con la delegación y ya se despidió del plantel. Boca espera que se presente en Ezeiza el martes para resolver su salida de manera formal. Esta situación podría derivar en una rescisión de contrato anticipada, aunque aún no se ha confirmado oficialmente.