La derrota ante Gimnasia terminó por desgastar la figura de Esteban Solari en Godoy Cruz. Más allá del resultado, el fastidio de los hinchas, los silbidos durante los 90 minutos y los insultos tras el pitazo final, marcaron un quiebre que parece difícil de revertir. El equipo no encuentra rumbo y el mensaje del DT ya no cala en el vestuario ni en las tribunas.

El Tomba lleva seis partidos sin victorias y lo que antes era una racha preocupante, ahora se transformó en crisis. No hay juego, no hay respuestas tácticas ni emocionales, y encima se viene una seguidilla que puede ser letal: Mineiro en Brasil, River en el Monumental y Vélez en Mendoza. Todo en menos de diez días.

La dirigencia en silencio y la gente que no perdona

Solari no piensa renunciar. Al menos, eso dejó entrever en la conferencia de prensa post partido, donde evitó referirse a su futuro. La CD, por su parte, no emitió señales claras y guarda un silencio que incomoda. Mientras tanto, la presión crece y el crédito del técnico se agota al ritmo de los malos resultados.

El enojo popular se potenció por las decisiones del entrenador: la elección del 11, los cambios tardíos, la falta de autocrítica y un equipo sin identidad. "Renunciá, Solari", se escuchó fuerte y claro en el Gambarte, en un mensaje que parece irreversible.

Los próximos días serán decisivos. Aunque nadie lo diga en voz alta, el ciclo de Esteban Solari está al borde del cierre. Godoy Cruz necesita reaccionar y todo indica que será con otro nombre sentado en el banco de suplentes.