Minas de Paramillos: todo lo que tenés que saber

A más de 2.600 metros de altura, en las remotas montañas de Uspallata, Mendoza, se encuentran las antiguas minas de Paramillos. Este asentamiento, que surgió para la extracción de plomo, plata y zinc, fue descubierto en 1638 por los conquistadores españoles. Sin embargo, se rumorea que los huarpes y los incas ya utilizaban estos recursos mucho antes de la llegada de los europeos.

Las minas de Paramillos, que se encuentran a unos 24 km de Uspallata, no solo son consideradas la primera explotación minera de Argentina, sino también una de las más antiguas del Virreinato del Río de la Plata. Durante el siglo XVII, los jesuitas y luego los españoles comenzaron a explotar estas minas. 

Qué visitar en las Minas de Paramillos

Sin embargo, la versión más popular entre los habitantes de la zona sostiene que los pueblos originarios fueron utilizados como mano de obra barata en condiciones extremadamente paupérrimas, lo que provocó la muerte de muchos jóvenes huarpes.

Gaucho Cubillos, un personaje legendario de la región, también forma parte de los mitos que rodean estas minas. Para algunos, era un ladrón, pero para otros, un Robin Hood de Mendoza. Cubillos fue finalmente asesinado en las ruinas de las minas por la policía. En el mismo lugar, se colocó un crucifijo metálico y flores de plástico, convirtiéndolo en un santuario que hoy es visitado por fieles.

Otra historia conocida es la de El Timoteo, un ladrón que, mientras huía de la justicia, se refugió en las minas. Tras un asesinato en la zona, la policía lo buscó. Según la leyenda, El Timoteo se refugió en los túneles subterráneos y nunca volvió a salir, dejando un misterio sin resolver.

Las ruinas de las minas de Paramillos, que fueron abandonadas en la década de 1940, siguen siendo un atractivo para aventureros y turistas. Entre los restos que se conservan, se pueden ver lo que alguna vez fueron el campamento, la planta de concentración y las piletas donde se lavaba el material extraído.

En la década de 1910, el Dr. Villanueva, gobernador de Mendoza, adquirió la mina y profundizó los túneles para explotar más recursos. Sin embargo, a pesar de estos esfuerzos, la mina fue cerrada y abandonada. Hoy, la fascinación por este sitio sigue viva, y sus túneles aún invitan a aquellos que buscan desentrañar sus misterios.