¿Cómo funciona el particular sistema electoral de Estados Unidos? Te explicamos
Las elecciones en Estados Unidos son muy distintas a las de nuestro país. Este 5 de noviembre el país del norte elegirá a su próximo presidente y así funciona el sistema.
Las elecciones presidenciales en Estados Unidos están programadas para el próximo 5 de noviembre, con Donald Trump y Kamala Harris como principales candidatos. A diferencia del sistema argentino, donde el ganador se determina mediante el voto popular, en EE.UU. se utiliza el Colegio Electoral. Este organismo, compuesto por 538 miembros, define al presidente y vicepresidente tras unas elecciones indirectas, en las que los ciudadanos eligen a los electores de cada estado.
El sistema electoral estadounidense implica que un candidato necesita al menos 270 votos del Colegio Electoral para ganar. En este contexto, los estados juegan un papel crucial; aquellos con mayor población, como California y Texas, cuentan con más electores. La dinámica de "el ganador se lleva todo" se aplica en la mayoría de los estados, lo que significa que quien obtenga la mayoría de votos en un estado se lleva todos sus electores, excepto en Maine y Nebraska, que usan un sistema proporcional. Esto puede resultar en situaciones donde un candidato gane el voto electoral y pierda el popular, fenómeno que ha ocurrido en varias elecciones recientes.
Los estados clave, conocidos como swing states, son fundamentales en esta contienda, ya que su voto puede decidir el resultado. En esta elección, Arizona, Carolina del Norte, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin son los más importantes. Con márgenes de victoria generalmente estrechos, estos estados son el foco de intensas campañas políticas, siendo determinantes para la definición del próximo presidente de Estados Unidos.
Tras las elecciones, los miembros del Colegio Electoral se reunirán semanas después para votar por el candidato más votado en su estado. A principios del año siguiente, el Congreso llevará a cabo el conteo de votos para validar el resultado, y el 20 de enero, el candidato electo asumirá oficialmente la presidencia en una ceremonia en el Capitolio. Este proceso asegura que, aunque el resultado de la votación popular sea importante, la decisión final recae en los electores designados por cada estado, consolidando así el carácter federal del sistema político estadounidense.