Argentina sorprendió en la Asamblea General de la ONU al votar en contra de la resolución que pedía el fin del embargo de Estados Unidos sobre Cuba, una medida condenada históricamente por casi todo el mundo. El cambio de postura la ubicó entre los siete países que rechazaron el texto, junto a Estados Unidos, Israel, Hungría, Paraguay, Ucrania y Macedonia del Norte.

La votación volvió a mostrar un amplio consenso internacional: 165 países apoyaron la iniciativa y otros doce se abstuvieron. Pero el voto argentino marcó un giro diplomático sin precedentes: por primera vez en más de tres décadas, el país no acompañó el reclamo por el levantamiento del bloqueo que rige desde 1960.

Una alineación con Washington

La decisión del gobierno de Javier Milei reafirma su alineamiento con la Casa Blanca y con Donald Trump, el referente político que el presidente argentino suele mencionar como modelo. La resolución, titulada "Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba", se vota anualmente desde 1992 y siempre contó con el apoyo argentino.

Ahora, con la gestión libertaria, Argentina se aleja del bloque latinoamericano que mantuvo su respaldo a La Habana. Desde Cancillería explicaron que el voto refleja una "nueva visión geopolítica", más cercana a Washington y a Israel. Un cambio que no solo reconfigura la diplomacia argentina, sino que también rompe una tradición de solidaridad regional que se había mantenido intacta durante más de treinta años.