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1- El "off side" de Martín

La postulación de Ariel Lijo para la CSJ es un tiro en el pie del Gobierno nacional, autopropinado por Javier Milei. Nunca antes un magistrado acumuló tanto rechazo generalizado. Ante este papelón de la gestión libertaria, los senadores cordobeses Luis Juez, Carmen Álvarez y Alejandra Vigo fueron claros en su rechazo a Lijo. Sin embargo, la postura de Martín Llaryora desconcertó a propios y extraños. "No tengo ninguna objeción", dijo el Gobernador de manera injustificada, teniendo en cuenta que a menudo sabe aprovechar la chance de un flash nacional. Inexplicable postura, que evidencia el terror a contradecir al votante mileísta que existe en el Panal.

2- Doble filo

La resolución de la interna radical dejó un doble sabor en el gobierno provincial. Lo positivo para el peronismo fue la ruptura del interbloque de JxC, que lo deja casi en control de la Unicameral. Lo negativo, es que ahora la UCR será conducida por la facción que responde a De Loredo, siempre más proclive a un gran acuerdo con los libertarios. Si a esto le sumamos la confirmada sintonía fina de Luis Juez con Santiago Caputo, el armador en las sombras de La Libertad Avanza, el problema electoral para el "Partido Cordobés" podría ser mayúsculo. Una mega alianza antiperonista sería la peor película de terror para una gestión que lleva 25 años en el poder.

3- Números opacos 

La idas y vueltas con el dietazo en el Senado dejó mucha tela para cortar. Se pasó sin escalas de la brutalidad de los 9 palos al tribuneo de cancelar el incremento. Sin embargo, el gasto de la Cámara Alta sigue en el centro de la polémica. De los 4830 empleados, 1204 son los que están asignados a las distintas bancas, popularmente conocidas como las "pymes de asesores" de cada congresista. Sería bueno conocer la productividad de los 26 empleados de Juez, de los 12 de Álvarez Rivero, o de los 8 que responden a Vigo. Las cuentas exigen esa claridad en el manejo de los fondos públicos, o lo que popularmente se conoce como "la nuestra".