Cristina Fernández de Kirchner inició oficialmente su arresto domiciliario luego de que se le colocara una tobillera electrónica en su residencia de San José 1111. La medida, dispuesta por el Tribunal Oral Federal 2 tras la confirmación de su condena en la causa Vialidad, fue implementada este jueves por el Servicio Penitenciario Federal. La expresidenta deberá cumplir con esta modalidad de detención durante seis años, y la vigilancia estará a cargo del Ministerio de Seguridad de la Nación, que la monitoreará de forma permanente.

¿Cómo opera el sistema de control electrónico?

El dispositivo que debe portar Cristina está diseñado para resistir el uso cotidiano: es sumergible, hipoalergénico y a prueba de manipulaciones. El sistema se completa con una unidad fija que actúa como GPS y que se instala en el domicilio, permitiendo que ambas partes se comuniquen en tiempo real con un centro de monitoreo. Si se detectan intentos de remoción, pérdida de señal, corte de energía o movimiento fuera del área permitida, se dispara una alerta automática.

El sistema incluye, además, dos teléfonos celulares: uno que la expresidenta debe atender cada vez que suena y otro que registra su ubicación. Toda esta tecnología permite un control detallado y constante, transmitiendo información sobre la batería, integridad del equipo y distancia respecto de la unidad fija. Incluso en caso de cortes eléctricos, el sistema cuenta con batería de respaldo. Según datos oficiales, alrededor de 5.000 personas en Argentina están actualmente bajo este tipo de supervisión. En este contexto, Cristina Kirchner también recibió autorización judicial para hacer uso del balcón de su departamento, siempre que no altere la convivencia del vecindario.