Luego de días de tensión y movilizaciones, el Gobierno aceptó abrir una mesa de diálogo con médicos residentes del Hospital Garrahan, en medio del conflicto por los salarios por debajo de la línea de pobreza. La propuesta oficial no incluye por ahora aumentos concretos, sino un "plus por productividad" que está en evaluación y cuyos detalles no se conocen.

Desde la cartera de Salud insisten en que no hay un problema presupuestario sino de "eficiencia del gasto". Señalan que el hospital tiene más personal administrativo que médicos de planta y acusan a los gremios de retener fondos que, según ellos, deberían ir a los profesionales sanitarios. Pero en los pasillos del Garrahan se habla de renuncias constantes y una pérdida del 40% del poder adquisitivo.

Una mesa sin ofertas firmes

El encuentro entre residentes y funcionarios comenzó con promesas de escucha, pero terminó sin respuestas. Desde el Gobierno propusieron avanzar solo si se levantaban las medidas de fuerza, algo que los médicos en formación no aceptaron. Mientras tanto, el hospital funciona al límite, con planteles incompletos y personal agotado.

Para los residentes, que trabajan entre 60 y 70 horas semanales, la situación es crítica. Cobran menos que una canasta básica y enfrentan condiciones que hacen inviable el pluriempleo. En el horizonte, por ahora, no hay soluciones estructurales, sino apenas un plan que promete eficiencia donde los médicos reclaman justicia.