Con el reloj electoral en cuenta regresiva, Javier Milei se prepara para una última gira estratégica por el país antes de la veda. Después de su visita a Estados Unidos y el impacto político del acuerdo financiero con Donald Trump, el Presidente vuelve al territorio para intentar reinstalar a La Libertad Avanza en el centro de la discusión. El objetivo es claro: polarizar con el kirchnerismo, levantar la marca y achicar diferencias en los distritos clave.

El recorrido comenzó el viernes en Tres de Febrero, bastión libertario gobernado por Diego Valenzuela, junto a figuras pesadas como Diego Santilli y Patricia Bullrich. La elección del escenario no fue casual: buscan evitar incidentes como los ocurridos antes de las PASO bonaerenses y mostrar orden en el territorio más hostil. Además, el oficialismo intenta potenciar a Santilli como cara de campaña y reactivar a la militancia para recuperar a los indecisos y a los 5,6 millones de bonaerenses que no fueron a votar.

Interior caliente y cierre fuera de Córdoba

Este sábado, Milei volará al norte: primero a Santiago del Estero y luego a Tucumán, donde además se celebrarán elecciones a gobernador. En ambos actos realizará caravanas y se mostrará con sus candidatos locales, reforzando el mensaje nacional del "o nosotros o el retroceso". Bullrich y Karina Milei, piezas fijas del staff proselitista, también estarán presentes para dar volumen político y mediático a cada parada.

Aunque muchos imaginaban un cierre épico en Córdoba, la Casa Rosada descartó esa opción. Admiten que allí podrían perder por amplio margen y prefieren administrar el daño. En su lugar, Milei irá a Córdoba el 21, pero guardará el acto final para el 23 en Rosario, Santa Fe, donde creen que pueden pelear mano a mano. El mensaje será contundente: solo La Libertad Avanza puede frenar el avance kirchnerista y garantizar "que los pibes no se vayan del país".

La última batalla: votos, fiscales y marca

En Buenos Aires, el oficialismo intenta recortar más de 10 puntos de diferencia frente a Axel Kicillof. Para eso, inundarán las calles con afiches, mesas y fiscalización reforzada. El PRO, molesto por errores en septiembre, hará su propio control de votos, mientras que LLA asegura que mejoró su sistema de trazabilidad. La tensión interna existe, pero hay un pacto tácito: no romper antes de la elección.

Los estrategas libertarios creen que llegaron a un piso y que la polarización los puede volver a levantar. Milei lo sabe: esta gira no es solo territorial, es simbólica. En cada acto, el Presidente buscará que su figura tape los escándalos y vuelva a encender a sus votantes. Porque en esta recta final, más que promesas, lo que se juega es identidad. Y para Milei, eso siempre se milita cara a cara.