Le quitaron el celular a Alberto y ahora todos están incómodos

El entorno de Alberto Fernández atraviesa momentos de tensión y preocupación tras el reciente secuestro de su teléfono celular por parte de la Justicia. La medida ha generado incertidumbre sobre las posibles consecuencias legales que podrían derivarse del análisis del dispositivo, especialmente debido a la falta de precaución del expresidente al no borrar sus conversaciones.

Exfuncionarios cercanos a Fernández temen que el contenido de su celular pueda desencadenar nuevas investigaciones judiciales, similar a lo ocurrido con su exsecretaria, María Cantero. La situación ha provocado enojo entre sus allegados, quienes buscan distanciarse para evitar verse involucrados en eventuales escándalos.

El expresidente enfrenta un creciente aislamiento, rodeado únicamente por un círculo íntimo en su departamento de Puerto Madero. Mientras tanto, su entorno cuestiona su manejo imprudente de comunicaciones y su aparente falta de preparación para enfrentar las consecuencias de sus acciones. La situación ha dejado a Fernández en una posición delicada, con el riesgo de que nuevas revelaciones compliquen aún más su situación personal y política.