Luis Caputo y Kristalina Georgieva se vieron las caras en Washington y la foto fue todo sonrisas. "Excelente", dijo la titular del FMI. "Espectacular", respondió el ministro argentino. Fue el primer encuentro formal tras el nuevo acuerdo de USD 20.000 millones, en una ciudad atravesada por reuniones del G20 y clima de incertidumbre global.

Sin presiones, con respaldo

Caputo llegó con su equipo y una hoja de ruta clara: mostrar resultados, reforzar vínculos y despejar dudas. Georgieva le reconoció que pasaron del défecit al superávit fiscal, la baja de la inflación y destacó el rumbo económico. Desde el FMI incluso proyectaron un crecimiento del 5,5% para 2025. No es poco.

En paralelo, Caputo sumó otro apoyo clave: el del Tesoro estadounidense. "Si hay un shock externo, y Milei sigue firme, vamos a estar", dijo Scott Bessent, citando un fondo de emergencia que casi no se usa. El mensaje fue directo a los mercados: Argentina no está sola.

Mientras el mundo tiembla por los aranceles de Trump y el FMI ajusta sus pronósticos, Caputo se mueve con aire de "misión cumplida". Las reformas siguen, el cepo asoma en el horizonte y el mantra es uno: confianza. Como dijo Georgieva, "esta vez puede ser diferente".