El próximo domingo 7 de septiembre, la provincia de Buenos Aires elegirá diputados, senadores y concejales Lo que parecía un escenario favorable al Gobierno terminó convertido en un tablero abierto, con tensiones económicas, escándalos políticos y una oposición que busca capitalizar el desgaste.

Las encuestas muestran paridad entre el PJ y La Libertad Avanza. Según los últimos relevamientos, la diferencia entre ambas fuerzas no supera los cuatro puntos, mientras que el porcentaje de indecisos puede terminar de inclinar la balanza en las últimas horas.

Un mapa político fragmentado

La disputa refleja una geografía electoral partida. El peronismo conserva su fortaleza en el conurbano, especialmente en la Tercera Sección, mientras que el interior parece más permeable al oficialismo nacional. Esta división reproduce, a escala provincial, la misma polarización que marcó las presidenciales de 2023.

El descontento económico aparece como un factor central: más de la mitad de los bonaerenses evalúa de forma negativa la situación actual. Entre los jóvenes predomina la desaprobación, mientras que los mayores de 50 años muestran mayor respaldo a la gestión provincial.

El voto oculto y la apatía ciudadana

El gran interrogante es la participación. Los estudios anticipan un nivel de ausentismo superior al habitual, con una predisposición al voto que apenas alcanza el 70%. El desinterés, sumado al impacto de casos de corrupción como el de ANDIS, podría redefinir la elección.

En este clima, los comicios bonaerenses se presentan como los más inciertos de los últimos años. Con paridad entre las principales fuerzas, apatía ciudadana y un voto indeciso que crece, cada punto será decisivo para definir quién se quedará con el control político de la provincia más grande del país.