Steve, dirigida por Tim Mielants, se desarrolla en Stanton Woods, un reformatorio privado para adolescentes conflictivos que enfrenta el cierre. La película sigue a Steve, interpretado por Cillian Murphy, un director que cree firmemente en brindar una segunda oportunidad a los chicos. Su rutina diaria refleja el caos del reformatorio, la falta de recursos y la presión política, mientras lidia con su fragilidad emocional, adicciones y culpas por un accidente pasado que marcó su vida.

La noticia que lo cambia todo

La revelación de que el colegio ha sido vendido y que tiene solo seis meses para desalojar sacude a Steve. Su proyecto, que era más que un centro educativo y funcionaba como refugio para adolescentes en riesgo, parece desmoronarse. Sumido en ansiedad, drogas y alcohol, el director empieza a cuestionarse si su empeño responde a vocación o a un intento desesperado de redimir sus culpas.

Shy y la fuerza de la comunidad

El arco más potente del film involucra a Shy, un estudiante abandonado por su madre que intenta suicidarse en un lago con piedras. La memoria de Steve y el sentido de pertenencia a Stanton Woods lo detienen: rompe cristales del colegio para pedir ayuda. Este momento simboliza la esencia de la película: la importancia de un lugar seguro y figuras adultas que no renuncian a ti, mostrando que la salvación no ocurre en soledad, sino con apoyo externo.

Final explicado de la serie

El desenlace muestra a Steve en casa con su esposa e hijas, pero incapaz de descansar. Sube al desván con una botella de alcohol, dejando un final abierto. Puede interpretarse como abandono de su proyecto, un gesto mínimo de resistencia, o incluso una preparación para marcharse, con implicaciones de suicidio. La película plantea la pregunta incómoda: ¿quién cuida a quienes dedican su vida a cuidar de otros? La imagen de Durdle Door, arco natural en la costa inglesa, sirve como metáfora de un horizonte posible, un lugar al que aferrarse para no caer.