Francesca Varela nació en Jujuy y comenzó su formación artística a los 4 años en talleres de teatro en Salta, para luego continuar en su provincia natal. Su llegada a la serie Las Maldiciones significa su primera gran experiencia frente a cámaras, compartiendo escenas con figuras de peso como Leonardo Sbaraglia, Gustavo Bassani, Alejandra Flechner y Mónica Antonópulos.

La actriz interpreta a Zoe Rovira, la hija del gobernador Fernando Rovira (Sbaraglia), cuyo secuestro desencadena la trama principal de la serie. A través de su personaje, el guion revela secretos familiares, ambiciones políticas y una red de traiciones que se va deshilvanando en cada capítulo.

Su experiencia en el rodaje

En entrevistas locales, Francesca contó que los días de filmación fueron exigentes: jornadas que comenzaban a las 7 de la mañana, muchas veces en temperaturas bajo cero, en los paisajes áridos del norte argentino donde se rodó la serie. Sin embargo, aseguró que disfrutó cada momento y que una de sus escenas más emotivas emocionó tanto al director Daniel Burman como a su coach actoral.

Su madre, Nilda Varela, destacó el orgullo familiar: "Sabemos cuánto le gusta el teatro, pero no esperábamos una oportunidad tan grande. La vimos feliz y profesional, disfrutando de este nuevo mundo".

La serie Las Maldiciones y su personaje

Las Maldiciones es un thriller político basado en la novela homónima de Claudia Piñeiro y dirigido por Daniel Burman. El eje narrativo es la tensión que surge cuando el gobernador Rovira debe elegir entre aprobar una ley polémica sobre la explotación del litio o rescatar a su hija Zoe, secuestrada por su propio secretario privado, Román Sabaté (Gustavo Bassani).

En este contexto, Zoe -interpretada por Francesca- no solo es víctima del conflicto, sino también la pieza clave que desnuda los límites de la ambición de su padre y la hipocresía del poder.

Una apuesta al futuro

La incorporación de Francesca Varela al elenco demuestra la decisión de Netflix de nutrirse de nuevas voces y talentos de distintas regiones de Argentina. Para la actriz, representa un inicio soñado: debutar en una producción internacional, rodeada de intérpretes consagrados y en una historia con proyección global.

Su papel en Las Maldiciones podría convertirse en un trampolín para seguir explorando tanto la actuación frente a cámaras como en teatro, disciplina que la vio crecer desde muy pequeña.