Adriane Galisteu y Xuxa: el duelo en el funeral de Ayrton Senna
El funeral de Ayrton Senna fue un evento mundial que no pasó desapercibido para nadie. En él, un curioso hecho ocurrió que nunca dejó de llamar la atención.
El funeral de Ayrton Senna, además de ser un momento de profundo luto para Brasil, quedó marcado por un inesperado enfrentamiento entre las dos mujeres más significativas en la vida del piloto: Adriane Galisteu, su novia al momento de su muerte, y Xuxa Meneghel, su famosa ex. Lo que prometía ser una despedida solemne terminó salpicado por la tensión y los desplantes.
Adriane llegó al velorio con el corazón roto y la intención de despedirse de su pareja, pero se encontró con un recibimiento que le hizo la tarea aún más difícil. La familia de Senna, conocida por simpatizar con Xuxa, no ocultó su frialdad hacia Galisteu. Los gestos de desaprobación y la atmósfera hostil fueron tan evidentes que algunos asistentes no pudieron evitar notar el trato desigual.
El ingreso de Xuxa al lugar añadió una chispa extra a la escena. Recibida casi como una estrella de cine, la conductora fue saludada con sonrisas y abrazos por los allegados de Senna, dejando en claro de qué lado estaban las preferencias familiares. Aunque Xuxa intentó mantener un bajo perfil, su presencia ensombreció aún más el complicado lugar que Galisteu ocupaba en el funeral.
Los medios no tardaron en captar la tensa dinámica entre las dos mujeres. Aunque evitaron cruzarse directamente, el contraste en el trato que recibieron desató todo tipo de comentarios. Para algunos, Xuxa seguía siendo "la favorita"; para otros, Adriane demostró carácter al afrontar el momento sin el respaldo del círculo íntimo de Senna.
A este conflicto se sumó un detalle no menor: Galisteu había estado junto a Senna en Europa poco antes de su trágico accidente, lo que intensificó la atención mediática sobre su papel en la vida del piloto. Mientras tanto, Xuxa aprovechó para recordar públicamente su vínculo con Senna, señalando que siempre compartieron una relación especial, lo que algunos interpretaron como una declaración calculada para reafirmar su lugar en la narrativa.
El duelo, que debía girar en torno al legado del piloto, se convirtió en un espectáculo mediático en el que los gestos y actitudes de las protagonistas robaron protagonismo. Los asistentes no solo hablaron de la despedida a Ayrton, sino también de los silencios incómodos, las miradas evitadas y las palabras que nunca se dijeron.
Hoy, este episodio sigue siendo recordado como una mezcla de drama y espectáculo, reflejo de cómo la fama y las relaciones personales se entrelazan incluso en los momentos más dolorosos. Entre desplantes y favoritismos, el último adiós a Senna dejó claro que, incluso en el luto, las tensiones no se disuelven.