Así luce Valentina Macarrón, hija de Nora Dalmasso, en la actualidad
Tras el estreno del documental en Netflix, muchos se preguntan qué fue de la vida de la hija menor de la víctima.
El estreno de Las mil muertes de Nora Dalmasso en Netflix reactivó el interés público en uno de los casos policiales más conmocionantes de Argentina, y con él, surgió una pregunta inevitable: ¿qué fue de Valentina Macarrón? La hija menor de Nora tenía solo 16 años cuando su madre fue asesinada en 2006, y desde entonces eligió transitar el dolor en un segundo plano, alejada de los medios. Sin embargo, el documental la muestra hoy, adulta, reflexiva y dispuesta a hablar después de casi dos décadas de silencio.
Valentina atravesó la adolescencia marcada por la tragedia y por una atención mediática que nunca buscó. A diferencia de su hermano Facundo, quien fue injustamente imputado y luego sobreseído, ella optó por el bajo perfil durante muchos años. Reapareció públicamente en los últimos tiempos y su participación en el documental de Netflix no solo le dio rostro a una historia contada mil veces desde afuera, sino también espacio para narrarla en sus propios términos.
¿Dónde está hoy y qué rol ocupa en la causa?
Aunque se sabe poco sobre su vida profesional y se ha mantenido alejada de las cámaras, Valentina ha acompañado activamente los reclamos por justicia. Participa junto a su hermano en declaraciones públicas, mantiene contacto con organismos que siguen el caso y decidió ser parte del documental para honrar la memoria de su madre. Su intervención es serena, clara y firme: busca que no se olvide el dolor que arrastra su familia ni las irregularidades que marcaron la investigación.Hoy, Valentina Macarrón se muestra como una mujer adulta que no se define por el crimen, pero que tampoco lo borra. Su aparición en cámara impacta por su calma, pero también por su convicción. No busca protagonismo, sino justicia.
A 18 años del asesinato de Nora Dalmasso, el testimonio de Valentina no solo completa el retrato familiar, sino que también nos recuerda que detrás de cada caso judicial hay hijos que crecieron con la ausencia, el estigma y el duelo no resuelto. Su imagen actual, lejos de las cámaras pero con la voz alzada, es la de alguien que sobrevivió al dolor y decidió no callar.