A casi dos décadas del asesinato que estremeció a Río Cuarto y a todo el país, los hijos de Nora Dalmasso reaparecen públicamente. Valentina y Facundo Macarrón, que entonces eran adolescentes, hoy son adultos con vidas marcadas por una tragedia que nunca los abandonó.

Valentina, que tenía 16 años cuando ocurrió el crimen, se mantuvo siempre lejos del foco mediático. Pero en el documental Las mil muertes de Nora Dalmasso, su imagen y su voz rompen el silencio de casi 20 años. 

Frente a cámara, se muestra serena, firme y dolida, dispuesta a narrar la historia desde el lugar más íntimo: el de una hija que perdió a su madre y nunca obtuvo respuestas.

Durante años, eligió el bajo perfil. Nunca dio entrevistas, ni buscó exposición. Su aparición hoy sorprende por su templanza, por su tono directo y por el mensaje que transmite: no quiere protagonismo, pero sí justicia.

Las mil muertes de Nora Dalmasso por Netflix

A diferencia de su hermana, Facundo Macarrón fue expuesto brutalmente desde el inicio. Tenía 19 años, estudiaba Derecho en Córdoba, y fue el primero en recibir la noticia del crimen. A los pocos años, fue imputado sin pruebas, y vivió cinco años bajo sospecha hasta ser sobreseído en 2012.

Hoy, Facundo reconstruyó su vida lejos de la Argentina. Estudió Relaciones Internacionales, se formó en Francia y trabajó como diplomático en Egipto. En el documental, su testimonio es uno de los más reveladores: habla sin rencor, pero con el peso de haber sido señalado injustamente. Su imagen actual transmite madurez, dolor y fortaleza.

Ambos hermanos aparecen en la serie como piezas fundamentales para entender la dimensión humana del caso. No buscan venganza, sino que se sepa la verdad.

Mientras la causa judicial sigue sin una resolución clara, Valentina y Facundo hoy se muestran unidos, presentes y con una convicción inquebrantable: que nadie olvide a Nora, y que algún día se haga justicia.