¿Cómo termina Sirenas? Analizamos el final a fondo
Sirenas es una de las series más vistas actualmente en Netflix, a días de su estreno.
Simone triunfa, pero no sin pagar un precio. El final de Sirenas, la miniserie que arrasó en Netflix, muestra a la joven (interpretada por Milly Alcock) contemplando el mar desde la mansión Cliff House, vestida como una diosa. Parece dueña de todo... pero ¿a qué costo?
Al principio del episodio, Simone es despedida por su jefa -y ex amiga- Michaela "Kiki" Kell (Julianne Moore) luego de que esta viera una foto comprometedora: su esposo, Peter (Kevin Bacon), besando a Simone. Aunque ella jura que él la besó, es expulsada sin piedad de ese mundo de lujo.
Devuelta a su dura realidad familiar en Buffalo, donde la esperan su hermana Devon (Meghann Fahy) y un padre enfermo, Simone elige contraatacar. Regresa a Cliff House y le revela a Peter que Michaela planea chantajearlo con las fotos. Esa confesión desata el giro final.
Final explicado de Sirenas, de Netflix
Peter toma el control: echa a Michaela, se queda con la casa y pone a Simone como nueva directora de su fundación ambiental. De pronto, la joven rota y frágil que todos subestimaban se convierte en la nueva señora Kell.
La creadora de la serie, Molly Smith Metzler, explica que buscaba un personaje que el público pudiera amar u odiar. "Simone no quiere volver al pasado. Comprendemos su desesperación. Eso no la hace buena... pero sí humana", asegura.
Pero, ¿quién es el verdadero villano? Peter, el millonario que siempre obtiene lo que quiere, es retratado como un hombre carismático, pero manipulador. "Todos trabajamos para Peter", dice Michaela en un momento clave. Incluso el público, según Metzler.
El final deja muchas preguntas abiertas: ¿están realmente enamorados Simone y Peter? ¿Michaela fue víctima o victimaria? ¿Qué pasó realmente con Jocelyn, la ex esposa desaparecida? ¿Y Ethan, el playboy despechado, puede redimirse tras caer -literalmente- por un acantilado?
Simone sonríe en la escena final, mirando el océano. Una sonrisa que no revela nada. ¿Está feliz? ¿Libre? ¿Arrepentida? Cada espectador deberá sacar sus propias conclusiones. Como una sirena en tierra firme, Simone logró lo imposible. Pero el mar nunca deja de llamar.