El Juego del Calamar 2: la verdad sobre el Jugador 125
¿Quién es el jugador 125 y qué pasa con él?
En la nueva entrega de El Juego del Calamar, la tensión aumenta con la inclusión de participantes cuya desesperación los empuja al límite de sus principios. Entre ellos, destaca Min-su, el Jugador 125, un joven tímido cuya evolución dentro de los juegos pone de manifiesto un tema recurrente en la serie: ¿es la pasividad una forma de maldad?
¿Quién es Min-su?
Min-su es presentado como uno de los jugadores más jóvenes de esta temporada, con una personalidad introvertida que contrasta con la brutalidad de los juegos. Desde el inicio, Se-mi, una jugadora con más experiencia en la vida y de carácter protector, se encariña con él. Percibe en su actitud una bondad que lo hace parecer fuera de lugar en este macabro entorno. Por ello, decide protegerlo y asegurarse de que su equipo lo incluya en las primeras competencias.
Al principio, Min-su apenas logra mantenerse en pie emocionalmente. Los eventos traumáticos que presencia durante los dos primeros juegos lo paralizan, pero también empiezan a moldear su percepción sobre lo que significa sobrevivir. Comprende que, para avanzar, debe tomar decisiones difíciles, incluso si van en contra de su naturaleza.
El punto de quiebre: el tercer juego
La verdadera transformación de Min-su ocurre en el tercer juego, en el que los jugadores deben formar grupos según los números asignados antes de cada turno. Hasta ese momento, Min-su había contado con el apoyo incondicional de Se-mi, quien le ofrece quedarse juntos y buscar un tercer integrante. Sin embargo, la aparente seguridad que ofrecen Thanos y Nam-gyu, dos jugadores fuertes y estratégicos, hace que Min-su los elija en lugar de seguir con Se-mi.
Esta decisión marca un punto de no retorno en su carácter. La traición, aunque comprensible desde la perspectiva de la supervivencia, le deja un sabor amargo. Por un lado, logra superar el desafío gracias a su nuevo equipo; por otro, empieza a cargar con un peso emocional que lo acompaña en el resto de los juegos.
La votación: un dilema moral
El dilema moral de Min-su se agudiza durante la votación posterior al tercer juego. A medida que los jugadores son divididos en dos bandos, los "Os" y los "Xs", Min-su opta por votar "X", indicando su deseo de abandonar la competencia. Sin embargo, el empate en los votos lleva a una lucha violenta dentro del dormitorio, donde los jugadores deben decidir su destino de la manera más primitiva: a través de la fuerza.
Min-su, en lugar de tomar un bando claro, se retira al margen del conflicto. Su estrategia es simple: mantenerse fuera de la vista y esperar a que el caos se disipe. Aunque esta decisión le permite sobrevivir, lo coloca en una posición moralmente ambigua.
El momento decisivo con Se-mi
Durante la pelea, Min-su observa desde lo alto de una litera cómo Se-mi, su antigua aliada, es atacada por Nam-gyu. En un momento de aparente valentía, intenta intervenir lanzándole una botella al atacante, pero su esfuerzo fracasa. Se-mi logra hacerse con la botella rota, pero Nam-gyu la domina y la mata frente a los ojos de Min-su.
Este acto de cobardía marca el punto más bajo de su trayectoria. Min-su no solo pierde a la única persona que le mostró bondad en los juegos, sino que también enfrenta su incapacidad de cambiar su pasividad, incluso cuando podría haber salvado a alguien que le importaba.
La rebelión y el final de Min-su
La llegada de los guardias detiene la masacre, pero no alivia la tensión entre los jugadores. Gi-hun, el protagonista de la primera temporada, lidera un intento de rebelión contra los organizadores, un acto que representa la última oportunidad de los jugadores para recuperar su humanidad y dignidad. Sin embargo, Min-su elige nuevamente la inacción, observando desde las sombras cómo los rebeldes son eliminados uno a uno.
Cuando el enfrentamiento termina, Min-su sigue vivo, pero su supervivencia no es motivo de orgullo. Ha perdido a quienes lo rodeaban y, con ellos, cualquier rastro de identidad o propósito que pudiera haber tenido.