El Juego del Calamar en la vida real: cómo fue el caso de 1986
Un caso real en Corea del Sur en 1986 refleja la oscura realidad detrás de El Juego del Calamar.
El Juego del Calamar impactó al mundo con su trama cruda y original. La serie surcoreana, creada por Hwang Dong-hyuk, combina juegos infantiles con una violencia explícita para construir una metáfora de las desigualdades sociales y económicas. Esta mezcla, junto con los dilemas morales de sus personajes, la convirtió en un fenómeno global. Sin embargo, pocos saben que un caso real ocurrido en 1986 pudo haber inspirado, al menos en parte, su oscura narrativa.
¿Cómo fue el caso de 1986?
En 1986, Corea del Sur vivió uno de los episodios más estremecedores de su historia criminal. Un hombre conocido como Kim Ki-hwan organizó un macabro juego de supervivencia en el que participaron personas en situaciones desesperadas. Prometía una recompensa económica significativa, pero las pruebas implicaban un alto riesgo para la vida de los involucrados. Aunque no era exactamente igual a los juegos de la serie, el caso compartía la misma base: la desesperación como motor de decisiones extremas.
Los participantes del juego de Kim eran personas marginadas, muchas de ellas endeudadas, lo que recuerda a los concursantes de El Juego del Calamar. Según los reportes, los "jugadores" se enfrentaban a desafíos físicos y psicológicos, y solo el ganador final podía llevarse el premio. Las autoridades descubrieron el caso cuando varios participantes no sobrevivieron, desatando un escándalo nacional.
Aunque Hwang Dong-hyuk no ha confirmado directamente que este caso inspirara su serie, las similitudes son notables. La representación de la codicia, la desesperación y las desigualdades sociales en El Juego del Calamar resuenan con el clima económico y social de Corea del Sur en los años 80, época en la que los más vulnerables eran los más afectados.
A lo largo de los años, la historia de 1986 se convirtió en una advertencia de hasta dónde puede llegar la ambición desmedida y la falta de empatía. En este contexto, El Juego del Calamar no solo entretiene, sino que también sirve como una crítica a una sociedad que pone el valor del dinero por encima de la vida humana.
Con el estreno de su segunda temporada, la serie vuelve a estar en el centro de las conversaciones, y casos como el de 1986 reafirman que la realidad, en ocasiones, puede ser igual de aterradora que la ficción.