Serie El Rastro: así fue el caso real
La serie acapara todas las miradas por la profunda investigación que se lleva a cabo.
El Rastro, la nueva serie sueca de Netflix, ya es un fenómeno de enero. A nivel global ocupa el cuarto lugar de las más vistas del momento, según FlixPatrol. Sin embargo, no todos saben que está basada en un hecho real que sacudió al mundo.
Este thriller nórdico cuenta con un 77% de aprobación del público, un logro en sí mismo, pero lo que realmente atrapa a la audiencia es que está basado en un caso real. La combinación de drama, intriga y hechos históricos lo convierte en un título imperdible para los amantes del género.
La serie recrea un doble asesinato ocurrido en 2004 en Linköping, Suecia, un crimen que permaneció sin resolver durante casi dos décadas. La trama sigue el arduo trabajo policial y la colaboración de un genealogista para dar con el responsable. En la vida real, este caso fue pionero al utilizar tecnología genética de última generación para resolver crímenes, algo que no era posible en la época.
En aquel año, las autoridades tenían en sus manos pruebas cruciales: rastros de sangre, un arma homicida y muestras de ADN. Sin embargo, ninguna coincidencia surgió al comparar estas evidencias con las bases de datos disponibles. Todo cambió en 2019, cuando una nueva ley permitió a la policía sueca acceder a bases de datos comerciales de genealogía, abriendo una puerta que revolucionaría las investigaciones criminales.
¿Cómo se llegó a la verdad?
Gracias a esta herramienta y al trabajo del genealogista Peter Sjölund, se construyó un árbol genealógico que llevó directamente al asesino. Este caso marcó un hito en Europa, demostrando que la tecnología y la cooperación pueden brindar justicia incluso después de muchos años. Netflix captura esta historia en El Rastro, una serie que no solo entretiene, sino que también honra a las víctimas y sus familias.
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