El regreso de Rosario Tijeras con una nueva temporada en Netflix volvió a poner sobre la mesa una de las grandes dudas que giran en torno a la historia: ¿existió realmente Rosario Tijeras? La respuesta es sí. Y el caso real es tan impactante como la ficción.

La serie, que debutó en 2016 y se transformó en un fenómeno en América Latina, regresa este 18 de junio de 2025 con su cuarta temporada, centrada esta vez en Ruby, la hija de Rosario. Pero mientras los fanáticos esperan los nuevos capítulos, crece el interés por la historia real que inspiró al personaje.

Lo que muchos no saben es que Rosario Tijeras está basada en una persona de carne y hueso: Diana Carolina Jiménez Maldonado, una joven colombiana que lideró una banda vinculada al narcotráfico y los homicidios en Bogotá.

Con apenas 24 años, Diana Carolina fue detenida el 2 de marzo de 2013. Era la jefa de Los Pascuales, una organización criminal dedicada a la venta de drogas y también acusada de varios asesinatos. Tras la muerte de su pareja, alias El Mochilón, ella asumió el mando del grupo.

El apodo "Rosario Tijeras" no fue casual. Diana tenía fama de ser fría, violenta y temida. La justicia colombiana la acusó de ser responsable del homicidio de un menor de edad apodado El Morocho, además de enfrentar cargos por tráfico de estupefacientes y asociación ilícita.

El escritor Jorge Franco Ramos, impactado por su historia, se inspiró en ella para escribir la novela que dio origen a la serie. Desde entonces, el personaje de Rosario trascendió el papel y la pantalla: se convirtió en un ícono cultural en medio del auge de las ficciones criminales.

Antes de la versión mexicana protagonizada por Bárbara de Regil, también hubo una adaptación en Colombia en 2010, con María Fernanda Yépes en el rol principal. Pero la producción mexicana fue la que logró mayor repercusión internacional, especialmente desde su llegada a Netflix.

Rosario Tijeras 4 en Netflix

Hoy, con la cuarta temporada a punto de estrenarse, el pasado real detrás de Rosario vuelve a ser noticia. Y, aunque la ficción tome licencias narrativas, la historia de fondo sigue siendo un reflejo brutal de una realidad que impactó a toda una región.