VIDEONacido en 1968 en Montana, Todd Dean se presentaba como empresario y fundador de un centro de salud mental llamado Sanjara Wellness, con sede en Kentucky. Con este perfil de "emprendedor exitoso y solidario", se ganó la confianza de mujeres que conocía en apps de citas.
Uno de los testimonios más duros fue el de Jill Schardein , madre soltera, que llegó a entregarle sumas que iban desde 25 dólares hasta 12.000 dólares . Dean la convencía con videollamadas y mensajes diarios, pero en realidad ejecutaba un esquema de manipulación psicológica para acceder a su dinero. Incluso, según el documental, llegó a sugerirle que pidiera fondos prestados a su hija adolescente.
Cómo lo descubrieron El caso tomó fuerza cuando Brianne Joseph , investigadora privada, y Cecilie Fjellhøy , víctima de otra estafa romántica, comenzaron a recolectar pruebas junto a excolaboradoras de Dean. Con registros de cuentas bancarias y grabaciones de voz, lograron demostrar que el hombre había recibido dinero de manera fraudulenta.
Sin embargo, gran parte de las transferencias aparecían como préstamos "voluntarios", lo que complicó la posibilidad de aplicar cargos penales contundentes. La situación evidenció una traba frecuente en este tipo de delitos: la dificultad para probar la manipulación emocional ante la Justicia.
Qué resolvió la Justicia En 2023, un tribunal ordenó a Todd Dean devolver el dinero a las víctimas. Pero antes de cumplir con la sentencia, presentó una declaración de bancarrota , lo que le permitió esquivar gran parte de las devoluciones. En paralelo, inició una demanda por difamación contra un hombre que lo había expuesto en redes sociales, asegurando que el dinero recibido había sido entregado de forma voluntaria.
Dónde está Todd Dean hoy Lejos de quedar en el olvido, Dean sigue dando que hablar. Actualmente reside en un condominio de lujo en Nashville y mantiene un estilo de vida ostentoso, pese a haber perdido el control de Sanjara Wellness. Según su perfil de LinkedIn, lidera una consultora llamada Todd Dean & Co, donde se presenta como "asesor de emprendedores" y "activista de la salud mental".
Esta continuidad de su vida pública, incluso tras la exposición mediática, provoca indignación entre las víctimas y en buena parte de la audiencia que vio el documental. Para muchas, el caso de Todd Dean demuestra las limitaciones legales para sancionar de manera efectiva las estafas románticas.
Un caso que sigue abierto Más allá de los fallos judiciales, la historia de Falso amor y venganza refleja un fenómeno global: el impacto de las estafas emocionales en la vida de miles de personas. Dean no pasó tiempo en prisión y continúa libre, lo que deja un sabor amargo y plantea interrogantes sobre cómo enfrentar este tipo de crímenes en el futuro.
El "estafador de selfies" hoy sigue activo en redes sociales y en el mundo empresarial, pero las víctimas insisten en que lo más importante es que nadie más caiga en su juego.