La primera temporada de Dept. Q, la nueva serie policial de Netflix, atrapó a la audiencia desde el primer episodio. El caso central, la desaparición de Merritt Lingard, tuvo un desenlace sorprendente tras nueve capítulos intensos.

Finalmente, Merritt fue rescatada luego de permanecer cuatro años cautiva en una cámara hiperbárica. Los responsables fueron Ailsa y Lyle Jennings, una pareja con sed de venganza por la muerte de Harry, el hermano de Lyle, quien falleció en un robo que terminó en tragedia.

Un dato clave del final fue la identidad falsa que usó Lyle para acercarse a Merritt. Se hizo pasar por el periodista Sam Haig, lo que le permitió conocer su rutina y planear el secuestro a bordo de un ferry.

Cómo termina "Dept Q" de Netflix

La historia detrás del secuestro es más compleja de lo que parecía: no fue Harry quien atacó al hermano de Merritt, sino el propio Lyle, quien tenía un historial violento que intentó ocultar su hermano mayor.

El equipo del Departamento Q, liderado por Carl Morck y Akram, logró encontrar el escondite de Merritt. En un desenlace violento, Akram mata a Lyle y Ailsa decide quitarse la vida antes que ser capturada, cerrando un capítulo oscuro para el equipo.

Pero la serie dejó un misterio sin resolver: el tiroteo que hirió a Morck y a Hardy sigue sin explicación completa. Las sospechas apuntan a que Anderson, el oficial muerto, podría haber sido el objetivo real, con conexiones a una red de corrupción y crimen organizada liderada por Eugene.

En cuanto a una segunda temporada, el material sobra. Los libros de Jussi Adler-Olsen, en los que se basa la serie, cuentan con muchos casos por resolver que podrían nutrir nuevas historias. Además, el regreso de Hardy, que recupera movilidad parcial, promete cambiar la dinámica dentro del equipo.

Akram, por su parte, fue promovido a oficial permanente, consolidando al trío protagonista. El futuro del Departamento Q parece sólido, y la serie tiene todo para convertirse en una franquicia fuerte dentro del catálogo policial de Netflix.