La segunda temporada de FUBAR lleva al límite a sus protagonistas, Luke y Emma Brunner, al enfrentarlos con una amenaza que va mucho más allá de las misiones familiares típicas. Esta vez, el peligro tiene nombre propio: Dante, un enemigo que oculta sus verdaderas intenciones detrás de un supuesto plan económico. Lo que parecía ser un sabotaje a la red eléctrica de EE.UU. resulta ser una estrategia para activar su sistema de misiles nucleares.

Final de Fubar, temporada dos

Mientras el equipo intenta proteger la presa Carson -el último objetivo clave-, entra en juego Greta, aliada de Dante, que complica el operativo. Luke logra convencerla de fingir éxito en la misión para engañar al enemigo, pero el plan falla. El país entra en alerta máxima y el reloj nuclear empieza su cuenta regresiva.

En medio del caos, una verdad demoledora sale a la luz: Chips, el simpático técnico del grupo, es en realidad Dante. Su objetivo es desatar una guerra mundial motivado por un pasado traumático y su odio hacia el sistema que lo traicionó.

Un misil, una traición y una redención inesperada

Cuando todo parece perdido, el equipo se divide para intentar frenar la catástrofe. Luke resulta herido, el sistema de control es destruido y solo queda una opción: desactivar el misil en pleno vuelo. Greta, buscando redención, se sacrifica y se lanza con él. Emma, por su parte, logra atrapar a Dante y encerrarlo en el silo, donde muere entre explosiones.

Pero FUBAR no sería FUBAR sin una última sorpresa. El misil, ya neutralizado, cae en un lago y Greta sobrevive gracias a una espuma protectora. Emma, en un gesto de gratitud, la deja libre por haber salvado al mundo.

El cierre trae cierta calma: Luke se retira y se casa nuevamente con Tally; Emma comienza una nueva relación; y Roo asciende dentro de la CIA. Sin embargo, una revelación final abre la puerta a una tercera temporada: Tina podría haber estado colaborando en secreto con la CIA desde Rusia. Su vida corre peligro, y el equipo Brunner podría tener que volver a la acción muy pronto.