La increíble historia de Matusalén, el planeta más viejo del Universo
El planeta más longevo descubierto por el hombre tiene algunas particularidades y un destino trágico.
El planeta Matusalén, considerado el más antiguo del universo conocido, vuelve a captar la atención del mundo científico a más de 12.000 millones de años de su formación. Este cuerpo celeste desafía las reglas de la astronomía: no solo se formó cuando el universo era muy joven, sino que orbita un sistema binario en el cúmulo globular M4, a unos 12.400 años luz de la Tierra, en la constelación de Escorpio.
La increíble historia de Matusalén
Descubierto en 2003, su nombre informal rinde homenaje al personaje bíblico que vivió más que ningún otro. Matusalén orbita dos estrellas poco comunes: una enana blanca y un púlsar, que es una estrella de neutrones que gira rápidamente y emite radiación electromagnética desde sus polos, como un faro cósmico. Este tipo de estrella es el remanente ultra denso de una supernova, y su presencia sugiere un entorno violento y extremo para un planeta, lo que hace aún más insólita su supervivencia durante tantos miles de millones de años.
El planeta, también conocido como PSR B1620-26 b, tiene una masa casi el doble que la de Júpiter y completa su órbita en unos 100 años terrestres. Se cree que se formó en un sistema solar diferente y fue capturado más tarde por el sistema binario actual.
El destino trágico del planeta más viejo
Según los astrofísicos, el destino final de Matusalén probablemente será el de convertirse en un planeta errante: un mundo solitario, expulsado de su órbita por interacciones gravitacionales con otras estrellas del cúmulo. Una vez fuera del sistema binario, vagaría sin rumbo, sin estrella madre que lo ilumine ni lo caliente, errando en la oscuridad del espacio interestelar.
Estos planetas errantes, aunque invisibles a simple vista, podrían ser comunes en el universo. Matusalén sería, entonces, uno de los primeros en alcanzar ese estado, y su historia ayuda a comprender mejor tanto la formación temprana de planetas como los límites de su supervivencia. Su existencia sugiere que los planetas pueden surgir en condiciones extremas y resistir eventos catastróficos durante eones. Así, Matusalén no solo es una rareza por su edad, sino también por su particular destino.