En 1992, El silencio de los inocentes, dirigida por Jonathan Demme y protagonizada por Anthony Hopkins y Jodie Foster, hizo historia al convertirse en la primera película de terror en ganar el premio más importante de la Academia: Mejor Película. Esta película no solo logró ese reconocimiento, sino que también triunfó en otras cuatro categorías, incluyendo Mejor Director y Mejor Actor. El thriller psicológico, que exploraba la mente del caníbal Hannibal Lecter y seguía la investigación de la agente del FBI Clarice Starling, fue elogiado tanto por críticos como por el público, convirtiéndose en un clásico instantáneo y demostrando que el terror podía ser elevado a la categoría de arte. 

A pesar de que las películas de terror rara vez son reconocidas en los Oscar, El silencio de los inocentes se destacó como una excepción notable. Su impacto perdura hasta hoy, siendo recordada como una película emblemática que abrió el camino para que otros thrillers psicológicos fueran considerados seriamente en los premios de la Academia.

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