La verdad sobre Entel y la fiesta de Menem, con Ricky Maravilla y María Julia Alsogaray
La serie respecto a la vida de Carlos Menem toca un punto polémico alrededor de la privatización de Entel.
El reciente estreno de Menem, la serie de Amazon Prime Video, trajo de vuelta uno de los momentos más simbólicos de los años '90 en Argentina: la fiesta por la privatización de ENTEL. La celebración, que en la ficción es retratada con luces, champán y empresarios extranjeros, fue confirmada como un hecho real por el propio Ricky Maravilla, quien no solo aparece en la serie, sino que también fue protagonista de aquella noche.
La verdad sobre la fiesta de Menem
"Menem siempre me llamaba. Me decía: ‘Ricky, quiero que estés en cada fiesta mía, porque vos los hacés bailar aunque no les guste tu ritmo'", reveló el cantante en una entrevista con Teleshow.
El episodio de la fiesta por la venta de Entel a capitales franceses y españoles, donde Ricky interpreta su clásico Qué tendrá ese petiso, fue uno de los más comentados del tercer capítulo. En esa escena, aparece también la figura de María Julia Alsogaray, interpretada por Mónica Antonópulos, quien fue la cara visible del proceso de privatización y una de las funcionarias más controvertidas del menemismo.
"Es real lo que se ve en la serie", aseguró Ricky Maravilla sobre aquella noche repleta de empresarios y figuras del gobierno. La privatización de Entel marcó un hito en la historia económica del país durante la presidencia de Carlos Menem. Fue la primera gran empresa estatal en ser vendida como parte del programa de reformas impulsado por el menemismo, con la participación clave de la UCeDé, el partido liberal que lideraba Álvaro Alsogaray.
Cómo fue la privatización de Entel
El proceso fue diseñado para mostrar al mundo una Argentina dispuesta a modernizarse, abrir sus mercados y reducir el peso del Estado en la economía. ENTEL, hasta entonces la empresa de telefonía estatal, fue vendida en 1990 a un consorcio formado por Telefónica de España y France Télécom.
Para concretar la operación, el gobierno dividió la compañía en dos regiones: Norte y Sur, con el fin de garantizar competencia entre los grupos privados. La transacción fue celebrada como un triunfo de la "nueva Argentina" que quería dejar atrás la ineficiencia estatal.
A pesar de la polémica, la fiesta de Entel. En ese escenario, la figura de María Julia Alsogaray se consolidó como la portavoz de las privatizaciones, defendiendo la desregulación como sinónimo de eficiencia y modernidad como se puede ver en Menem, la serie.