El asesinato de Nora Dalmasso ocurrido en noviembre de 2006 no solo dejó una causa judicial inconclusa, sino también varias víctimas colaterales. Uno de los nombres que regresó a la conversación pública tras el estreno de la serie en Netflix fue el de Gastón Zárate, el primer acusado del crimen.

Zárate trabajaba como pintor en la casa del country Villa Golf donde vivía la víctima. En febrero de 2007 fue detenido y acusado de abuso sexual seguido de homicidio, pero fue liberado a las pocas horas gracias a una marcha de vecinos que rechazaban esa versión.

A lo largo de los años, y en especial en 2011, fue desvinculado definitivamente de la causa. Pruebas de ADN analizadas incluso por el FBI descartaron su participación, pero el daño ya estaba hecho.

Gastón, señalado públicamente como "el perejil" del caso, contó que nunca pudo recuperar su vida. "Me perjudicó en todo. Me gritaban cosas por la calle, no me daban trabajo", relató. Hoy trabaja haciendo fletes y mudanzas, muy lejos de la estabilidad que alguna vez tuvo.

Documental Las mil muertes de Nora Dalmasso

Recordó también cómo fue testigo de una discusión entre Nora y su esposo, Marcelo Macarrón, poco antes del crimen. Esa situación, dijo, lo sorprendió, pero más lo impactó cuando él mismo fue detenido sin pruebas.

"Me llevaron como a un delincuente. Me trataron como basura, y todo para cerrar el caso rápido", aseguró Zárate, quien permaneció bajo sospecha durante cuatro años.

Actualmente sigue viviendo en Río Cuarto, pero reconoce que el estigma persiste: "Cada tanto alguno me mira raro, como si yo hubiera tenido algo que ver". Su mayor deseo es que se encuentre al verdadero culpable: "Así nos liberamos todos los que fuimos acusados injustamente".

Con el hallazgo de ADN de Roberto Bárzola en el cinturón con el que fue estrangulada Dalmasso, la causa podría reactivarse. Aunque está prescripta, este dato confirma lo que Zárate sostuvo siempre: él era inocente.

La serie documental vuelve a poner luz sobre las fallas de la investigación y el uso de "perejiles" en causas judiciales de alto perfil. En palabras de Gastón: "Se aprovecharon de un pobre diablo. Pero Dios ve todo".