En medio del desastre que desata la invasión extraterrestre en El Eternauta, hay un personaje que no dispara ni comanda tropas, pero cuya presencia resulta esencial: Ruperto Mosca. Interpretado por Leandro Sandonato, este hombre se convirtió en uno de los focos del final de la primera temporada.

A diferencia de los protagonistas clásicos que luchan por sobrevivir, Mosca elige observar, registrar y narrar. Su misión es preservar la verdad para el futuro. Es periodista e historiador, y en el caos total de una Buenos Aires desbordada por la amenaza alienígena, opta por un rol silencioso pero valiente.

Mosca no necesita un arma. Su herramienta es la palabra. Su visión aporta un tono reflexivo que equilibra la crudeza de la guerra. En lugar de correr, dispara con precisión testimonios y hechos que quedarán como huella de una tragedia colectiva.

Uno de los momentos más fuertes de la serie lo tiene como protagonista. En plena tensión, Mosca transmite un mensaje clave del Ejército Argentino, instando a los sobrevivientes a reagruparse en Campo de Mayo. Esa escena resume su función: ser un nexo entre los hechos y la esperanza.

El Eternauta, serie argentina de Netflix

Este gesto lo convierte, sin buscarlo, en una especie de cronista de guerra. En la distopía de El Eternauta, donde la humanidad se tambalea, su tarea de dejar constancia se vuelve un acto profundamente político y emocional.

La serie de Netflix, que ya mostró diferencias con la historieta original de Héctor Germán Oesterheld, parece dispuesta a reescribir algunos destinos. En el cómic, el final de Mosca no es esperanzador. Pero en esta nueva versión, el personaje podría tener un recorrido distinto, quizás más largo, o más central en el relato.

Más allá de su destino, su figura interpela. ¿Quién contará lo que pasó cuando todo se derrumbe? Esa es la pregunta que Ruperto Mosca encarna: en la peor crisis, el que escribe también resiste.