La producción argentina de Netflix, Las maldiciones, atrapó a los espectadores con su trama de ambición política, traiciones familiares y la lucha por el agua como telón de fondo. Con un final cargado de revelaciones, la historia dejó en claro que los secretos de sangre eran tan poderosos como las disputas de poder. Entre esas revelaciones, la identidad del verdadero padre de Zoe marcó un antes y un después en la narrativa.

La verdad sobre Zoe de Las Maldiciones

La serie expuso que Zoe no era hija de Fernando Rovira, como todos creían. Es que era hija de Román Sabaté, el asesor más cercano del político.

Este descubrimiento no solo sacudió el árbol genealógico de los Rovira, sino que también reconfiguró la forma en que se interpretaron las acciones de Román durante toda la historia. Su obsesión por Zoe encontró una explicación inesperada: la de un padre buscando a su hija.

Román, que en principio parecía un operador más dentro del tablero político, terminó revelándose como un hombre dispuesto a enfrentarse a todo con tal de liberar a Zoe en Las Maldiciones. El secuestro, que en un inicio se percibió como un acto de violencia, fue en realidad parte de un plan para apartarla del entramado de manipulación que la rodeaba.

El vínculo entre ambos se consolidó en los momentos finales, cuando Zoe descubrió la verdad y decidió marcharse con Román. La huida simbolizó no solo un escape físico de la red de poder de los Rovira, sino también un corte definitivo con un apellido cargado de corrupción y ambición desmedida.

Así, Las maldiciones cerró una de sus grandes incógnitas con un giro dramático. Mientras tanto, mantuvo en vilo a miles de espectadores en Netflix.