A casi cincuenta años del arresto de David Berkowitz, el asesino serial que sembró el terror en Nueva York entre 1976 y 1977, una nueva serie documental vuelve a poner su caso en primer plano. Conversaciones con un asesino: Las cintas del Hijo de Sam. La serie documental explora en tres capítulos el oscuro recorrido de uno de los criminales más notorios de la historia estadounidense cuyas cintas, ayudaron a esclarecer los hechos.

La verdadera historia detrás de Conversaciones con un asesino: Las cintas del Hijo de Sam

Conocido por enviar cartas desafiantes a la policía y a la prensa antes de ser capturado, Berkowitz se convirtió en una figura mediática incluso antes de su detención, que se produjo gracias a una simple multa de tránsito. El documental dirigido por Joe Berlinger no solo revive su confesión, sino que también analiza las raíces de su violencia: su niñez marcada por la adopción, la mentira sobre la muerte de su madre biológica y la sensación de abandono por parte de sus progenitores.

A través de sus propias palabras, Berkowitz revela cómo el resentimiento acumulado lo llevó a atacar a parejas jóvenes en sus autos, a quienes asociaba con su origen no deseado. En una de las grabaciones, expresa: "Me sentía un accidente. La ira reemplazó la culpa".

El documental también reconstruye su evolución emocional: de la exclusión y la soledad, al deseo de llamar la atención mediante crímenes, como una forma distorsionada de venganza. La serie también destaca el contexto social del caso.

Durante su ola de asesinatos, mujeres con cabello largo y castaño cambiaron su apariencia por miedo a ser el próximo objetivo. Familias enteras cambiaron rutinas, y la ciudad vivía en estado de alerta. El primer ataque confirmado por la policía fue a Wendy Savino en 1976, quien hoy, con 88 años, recuerda haber llevado un retrato de Berkowitz en su cartera durante 47 años.

La actualidad de El Hijo de Sam

Conversaciones con un asesino: Las cintas del Hijo de Sam concluye con una entrevista actual en la que Berkowitz expresa remordimiento: "Estaba en un lugar oscuro. Mi vida se descontroló", dice. A modo de reflexión, se dirige a su yo más joven: "Dave, huí. Pedí ayuda".