En Los sobrevivientes, el último éxito de Netflix, la tensión no solo se construye con crímenes y secretos, sino también con el peso emocional que arrastra su protagonista. Kieran, interpretado con una carga dramática notable, vuelve a Evelyn Bay, su pueblo natal, para enfrentar un pasado que nunca dejó de perseguirlo.

Sobrevivientes: ¿Quién es Kieran?

Los sobrevivientes arranca con ese regreso, marcado por la tragedia que lo define: la muerte de su hermano Finn durante una tormenta quince años atrás. La calma aparente del reencuentro con su tierra se quiebra pronto con la aparición de un nuevo crimen. Bronte, una joven fotógrafa recién llegada al pueblo, es asesinada mientras investigaba la muerte de Gabby Birch, otra adolescente víctima de aquella tormenta.

La presencia de Kieran vuelve a ser inevitablemente asociada al misterio, y la tensión dramática se dispara. A medida que avanza la historia, el protagonista se ve forzado a enfrentar verdades dolorosas.

El caso de Gabby encuentra resolución cuando Kieran confronta a Sean, un amigo de la infancia que había callado durante años su responsabilidad en aquella noche trágica. Movido por celos y cobardía, Sean había dejado a Gabby sola en una cueva, en plena tormenta. Su confesión no solo libera a Kieran de una culpa impuesta, sino que también destraba el nudo emocional de la serie.

El relato se enrarece aún más cuando en la escena del asesinato aparece ADN de Brian, el padre de Kieran. Las sospechas se disparan, pero el cuadro de demencia que atraviesa el hombre lo convierte en una figura trágica más que en un sospechoso creíble. La serie juega con la idea del recuerdo fragmentado y la justicia que tarda demasiado en llegar.

En su desenlace, Los Sobrevivientes no entrega solo una resolución policial, sino una reflexión emocional: las heridas del pasado solo se cierran si se enfrentan. Kieran no es solo el centro de una investigación, sino el reflejo de un pueblo roto por el silencio.